Efecto de la violencia escolar en el comportamiento de estudiantes de bachillerato
Effect of school violence on the behavior of high school students
Fernanda Tania Hernández Rangel, fernanda.th.rangel@gmail.com
Universidad de España y México
https://orcid.org/0000-0003-2929-6004
Carlos Sánchez-Bracamontes, 211pde09@rcastellanos.cdmx.gob.mx
Instituto de Estudios Superiores de la Ciudad de México "Rosario Castellanos"
https://orcid.org/0000-0001-5447-3629
DOI: 10.5281/zenodo.8253738
Palabras clave
Violencia
Abandono escolar
Comportamiento del estudiante
Bachillerato
Resumen: En la búsqueda por tener una escuela libre de violencia, donde los jóvenes puedan, conocerse, sentirse y extender su visión de cómo se concibe la realidad, es necesario visualizar el impacto que tiene la violencia en actividades académicas, familiares y sociales. En el presente artículo se aborda la comprensión de la violencia escolar a nivel bachillerato como un fenómeno multicausal, desde la teoría ecológica, la cual presenta cuatro niveles, microsistema, meso-sistema, ex-sistema y macro-sistema. La comprensión de cada nivel, permite tener un mayor acercamiento al origen de la violencia escolar y con ello poder realizar un desaprendizaje conductual, de forma inicial por identificación, de manera intermedia por modulación de sentimientos y reacciones, para finalmente en casos extremos evitar la violencia física; los cuales son elementos que contribuyen al abandono escolar.
Keywords
Violence
School dropout
Student behavior
High school
Abstract: In the search for a school free of violence, where young people can meet, feel and extend their vision of how reality is conceived, it is necessary to visualize the impact that violence has on academic, family and social activities. This article addresses the understanding of school violence at the high school level as a multi-causal phenomenon, from ecological theory, which presents four levels: microsystem, meso-system, ex-system and macro-system. Understanding each level allows us to get closer to the origin of school violence and thus be able to perform behavioral unlearning, initially by identification, intermediately by modulating feelings and reactions, to finally, in extreme cases, avoid physical violence; which are elements that contribute to school dropout.
Cómo citar:
Hernández, F. y Sánchez, C. (2023). Efecto de la violencia escolar en el comportamiento de estudiantes de bachillerato Revista Varela, 23(66), 239-250.
Recibido: junio de 2023, Aceptado: julio de 2023, Publicado: 1
de septiembre de 2023
Introducción
Uno de los temas de relevancia para constituir las bases de esta investigación es el hablar sobre la violencia escolar, la cual según los expertos como Furlán –coordinador de estados del conocimiento sobre indisciplina, violencia y convivencia– y Velázquez –analista de la violencia escolar ejercida a través de las tecnologías de la información y la comunicación expuestos en (Saucedo y Guzmán, 2018); es uno de los tipos de violencia que reflejan la descomposición de la sociedad actual.
El tema de la violencia escolar genera importancia debido a la frecuencia con la que se presenta en los planteles escolares, siendo más habitual apreciarla en niveles elementales de la educación, debido a la normalización de vivir en contextos violentos, donde la familia y el lecho ecológico de los estudiantes es un factor de suma importancia.
Díaz (2005) indica que la perspectiva evolutiva considera condiciones de riesgo y de protección en cada periodo evolutivo en tanto que la perspectiva ecológica trata las condiciones de riesgo y protección que tiene una interacción individuo ambiente.
Dentro d los multifactores que abonan al comportamiento de la violencia escolar se observan factores escolares, individuales, familiares y socioculturales. Los primeros de ellos están enmarcados en la normalización de la violencia entre pares y la diversidad que presentan las minorías, incrementado la posibilidad de ser elegido como víctima. Los factores individuales como el género, las características físicas, biológicas, fisiológicas y de historia personal influyen en el comportamiento de los individuos como víctima o perpetrador; la victima presenta una baja asertividad y una dificultad para comunicarse en tanto que el perpetrador abusa de su fuerza física y tiene una escasa habilidad social.
Los factores familiares abordan la interacción dentro la estructura familiar, donde son importantes tres condiciones que permiten prevenir la violencia, una relación afectiva, un cuidado atento y una disciplina consistente. Finalmente, los factores socioculturales reflejan predominancias sociales como el machismo y un comportamiento tradicionalista sobre las actividades a realizar dependiendo del género (Ayala, 2015).
MARCO TEÓRICO
La violencia escolar es un tema complejo del cual no existen definiciones exactas debido a los umbrales de dolor o de presión social. Percepciones basadas en el hecho de que, lo que para alguien es una actitud molesta o de agresión, para otra persona no lo es; la especificación de la definición está sujeta a cada persona.
Figura 1
Factores que facilitan la frecuencia de la violencia escolar
Sin embargo, definiciones acotadas a esclarecer el concepto de
violencia escolar, la especifican como la utilización de la fuerza física,
psíquica o moral por parte de un individuo o un grupo de individuos en contra
de sí mismo, de objetos o de otra persona o grupo de personas y qué constituye
una amenaza qué impide la realización de la vida, esta puede causar lesiones,
muerte, daños psicológicos o trastornos en el desarrollo (Guirado, et al., 2011).
Cedeño (2020), indica que la violencia escolar es un fenómeno relacional, cultural y multicausal, causada por el uso generalmente de la fuerza (física o psicológica) con diferentes finalidades, ocasionalmente dañar a una personas o grupo de ellas, pero simultáneamente imponiéndose en el medio que le rodea, con fuerza y prevalencia. En esta obra se listan diferentes manifestaciones de la violencia escolar:
a) Agresividad. Comportamiento defensivo natural ante situaciones riesgosas.
b) Agresiones físicas. Peleas que incluyen contacto físico.
c) Violencia psicológica o emocional. Descalificaciones, amenazas, insultos o burlas.
d) Violencia social. Manipulación de la relación o participación en la convivencia.
e) Violencia contra la infraestructura o los espacios escolares. Actos que producen daño intencional a los elementos que forman el espacio escolar.
f) Acoso escolar. Conocido también como bullying o manotaje, abuso o intimidación apoyado en una situación de superioridad.
g) Ciberacoso. Similar al acoso escolar, pero usando medios tecnológicos.
En el caso de la violencia escolar específicamente ocurre dentro de una institución educativa y esta acción de violencia no forma parte de la premeditación de causar daño sino es el resultado de una reacción explosiva hacia la institución, alumnos o profesores. Esta reacción explosiva se da muchas veces por diferentes factores que intervienen en el desarrollo de la persona.
Las características observadas de quienes ejercen violencia, perpetrador, son una situación social, económica y culturalmente desfavorecida, con una predisposición al uso de la fuerza física como mecanismo de defensa, impulsivos, con bajos niveles de tolerancia a la frustración, rendimientos académicos insuficientes, con pocas habilidades sociales, constante rebeldía hacia las personas adultas y un incumplimiento de normas.
En el caso de las víctimas, el comportamiento que los caracteriza es un aislamiento social, no poseen grandes habilidades asertivas, tienen dificultad para comunicarse, exteriorizan una conducta pasiva, demuestran miedo ante la violencia mostrando vulnerabilidad al no poder defenderse y presentan ansiedad, baja autoestima e inseguridad.
Delgado (2012), enuncia una teoría sobre la violencia escolar, nombrada como ecológica o contextual, la cual presenta cuatro niveles, microsistema, meso-sistema, ex-sistema y macro-sistema. La primera conformación es donde el individuo se desarrolla, siendo la familia y la escuela escenarios cara a cara. En la estructuración meso-sistema se dan interrelaciones activas entre dos o más entornos. El ex-sistema, se integra por contextos más amplios, donde no se incluye al sujeto de manera activa, como el trabajo y los medios de comunicación. Finalmente, el macro-sistema se constituye por la cultura y la subcultura.
Microsistema
La familia es la primera fuente de socialización y debería de enseñar a respetar los derechos de las demás personas y regular las conductas esperadas en sociedad, ya que estas impactan en el ámbito escolar. Existen factores familiares qué influyen en el aprendizaje de los comportamientos, patrones interculturales que las personas van normalizando desde el núcleo familiar.
Diferencias en los valores con los que se conduce a la persona, diferencias en las ideas y en las creencias. Este tipo de comportamiento tan desigual entre una familia y otra es aprendido desde la etapa de niños, y por lo tanto, muchas veces se muestra dificultad para que puedan desaprender lo ya aprendido como una verdad.
Las exigencias actuales de una sociedad globalizada enmarcadas por una sobrevivencia social y económica traen como consecuencia un tiempo limitado en el entorno familiar y una baja calidad de vida; las familias se convierten en una prisión de la cual no se puede escapar fácilmente y menos hablando de un niño o un adolescente. Las dinámicas familiares hacen que el individuo aprenda la violencia en una forma rápida y eficaz para solucionar conflictos debido a que así se conducen sus padres o figuras de autoridad.
Fregoso, et al. (2021) en su estudio llevado a cabo, indican factores familiares, escolares y comunitarios involucrados en la violencia escolar; cobrando mayor importancia en el aspecto familiar, dado el “(…) apego a los padres, estilos familiares, estilos parentales, prácticas de crianza, funcionalidad familiar, conflicto familiar, clima familiar, cohesión familiar, comunicación parental, calidad de relación con padres, apoyo parental, violencia intrafamiliar, monitoreo parental, aceptación y rechazo (…)” (p.53).
Las familias conducen a diversos riesgos, cuando se habla de una familia no saludable ya que depende mucho del número de personas que habitan en el hogar y esto crea una deficiente relación entre cada integrante, lo que se deriva en crear estrés en el hogar, desintegración familiar y observándose que normalmente las familias suelen tener un nivel educativo y socioeconómico bajo. Es fácil encontrar violencia intrafamiliar, un deficiente control y supervisión por los hijos, atribuido a cansancio laboral y salarios bajos.
Los padres de familia tienen que trabajar amplias jornadas y no crean tiempo de calidad y por ende hay poca eficacia en la formación del hijo lo cual puede verse representado también en el reflejo de la deserción escolar, presencia de armas o de drogas en casa, conductas agresivas, prácticas de victimización. La familia es un todo qué puede influenciar y educar en un eficiente o ineficiente comportamiento del individuo en sociedad. Los hijos e hijas que mantienen una relación afectiva y de educación con los padres son más competentes socialmente.
Meso-sistema
Además de la familia, el individuo puede pertenecer a un grupo de amigos y/o compañeros con los cuales se relacione, si el grupo se organiza puede considerarse como una pandilla. En la pandilla el valor de la lealtad se demuestra a ciegas, con un estilo de vida que se lleva en cada punto de espacio - tiempo y que no necesariamente sigue las reglas y normas que se establecen para un equilibrio con el entorno.
En la Ciudad de México (CDMX), el pandillerismo no es un conjunto de personas como lo es la famosa Maras Salvatrucha, sino una conducta delictiva ante la falta de un tratamiento sistemático dado por el estado. El estudio etnográfico realizado por Perea (2006), cuestionó la existencia del pandillerismo dentro de la Ciudad de México, concluyendo que no existe ningún rastro de él y no forma parte del horizonte cultural de la ciudad.
El pandillerismo clásico se caracteriza por la construcción de un entorno con un grupo de personas a fin de romper el orden instituido y adoptar prácticas conflictivas, de consumo, adicción, robo y violencia; mostrando un discurso en el que se les respete por pertenecer a dicho grupo. Por lo que se suele observar en la Ciudad de México no hay un pandillerismo clásico, lo que se encuentra es un grupo de personas que no coinciden en su tiempo, ni intentan hacer respetar su reconocimiento social por pertenecer a dicho grupo.
Existen grupos de individuos que tienen interés con ejercer un nivel de violencia y de participación en el crimen, lo que es más grave aún y daña el tejido social ya que al no señalar una pandilla con facilidad entonces nos habla de un estado de ingobernabilidad y violencia. Lo que trae una batalla crucial qué contiene un exceso de violencia en forma de criminalidad y pérdida de sentido ante cualquier proyecto de la convivencia en este caso llámese el ámbito escolar,
Ex-sistema
El confinamiento que se derivó de la pandemia puso en evidencia muchas problemáticas sociales, económicas, familiares que prueban la desigualdad. Durante la pandemia fue de suma importancia seguir con la enseñanza académica, los expertos en el ámbito educativo tomaron decisiones donde la solución para poder resarcir, fue tomar clases empleando herramientas digitales y empleando clases en línea.
Además de estas adaptaciones escolares se manifestaron problemas que involucran al sistema económico, lo que resulta ser un factor donde se evidencia la violencia intrafamiliar. También dejó ver el desafío tan importante que representa el poder regular nuestras emociones y aprender a generar mecanismos para poder sobrellevar situaciones impredecibles que afectan de manera social y personal.
Dentro de las investigaciones de los expertos, Barranco (2020) evidenció que las emociones durante el confinamiento fueron un carrusel de sensaciones y estados de ánimo que coloquialmente “subían y bajaban” ya que la experiencia de estar encerrados produjo mucha incertidumbre colectiva, al permanecer todo el tiempo en casa con la familia se vio también transgredida la intimidad. A pesar de hacer esfuerzos por sobrellevar la crisis sanitaria con actividades dentro de casa, existieron escenarios incomodos.
Lo anteriormente mencionado provocó una crisis emocional, observada en el miedo, frustración y enojo, que al conjuntarlos generó la desvinculación hacia las otras personas. El miedo, fue generado por la sensación del desconocimiento hacia un futuro incierto y por no comprender lo que realmente significaba el virus, además de tener precaución hacia algo que no se podía observar. La humanidad hizo frente a su frágil existencia y aumentó el temor a la muerte, recordando que el miedo es una de las emociones básicas del ser humano.
Otra situación que desencadenó el miedo fue la anticipación de las emociones, los rumores y la desinformación que circulaba generó situaciones de frustración constante en las personas y en este caso en los estudiantes lo que construyó un mecanismo de control y exclusión hacia los otros como medida de protección.
Sentir miedo no es malo ya que esto permite la adaptación al mundo, poder conocer los límites y aceptar que existen situaciones ajenas a nosotros que no podemos controlar, ayuda también a aprender a tolerar la frustración y convivir con la diversidad. Esto habla de tener un equilibrio ante el manejo del miedo.
Todo esto da explicación a la aparición del enojo y la ira pues generan respuestas ante los estímulos externos e internos. A pesar de que el enojo es subjetivo se puede medir por la frecuencia, por la intensidad y la duración pudiendo convertirse en patológico o ser considerado como una adaptación al medio, pero sin duda está emoción causa problemas sociales en el nivel de vida o en la salud y justo fueron todas las situaciones del confinamiento lo que creó su sobreexposición y presencia.
En el confinamiento hubo una mala regulación de las emociones lo que se sumó al sentimiento de incomprensión, el constante cambio de los estados de ánimo, de humor y el no poder identificar las causas trajo consigo conflictos sociales. Ante la represión emocional y de normatividad social se ocasiona que se utilice la violencia como un mecanismo de reafirmación de la autoridad y poder, Salgado (2009) indica que los jóvenes presentan actitudes de oposición hacia los profesores, directores, alumnos e inspectores con la finalidad de demostrar su valentía o audacia, además de lograr infundir una imagen de respeto entre sus pares.
La violencia escolar sirve como control social hacia los pares, a quiénes se ven como inferiores, Rey y Ortega (2005) afirman que “(…) el hecho violento siempre se oculta, porque el violento sabe que lo está siendo. Así, algunos tipos de agresión se justifican como maneras, más o menos coercitivas, de ejercer la autoridad (…)” (p. 808).
El miedo, la frustración y el enojo surgen a partir de reconocer un peligro real o imaginario, García y Ascensio (2015) expresan que “…la ira y el enojo surgen de la frustración, y ésta es resultado de la confrontación entre la expectativa sobre las acciones de los demás y la acción real.” (p.29), lo que normalmente pone a las personas en un período de desconfianza, estrés, ansiedad, depresión, tensión y violencia.
Macro-sistema
La predominancia de la cultura machista se observa en aquellos hombres que utilizan el uso de la violencia como un ejercicio de poder para influir en su actuación frente a la sociedad, con ello se puede entender que se sigue produciendo y reproduciendo la violencia no solo en el interior de las familias sino también en ámbitos sociales y escolares. Otro factor social es la violencia que se vive en México todos los días, ya que actualmente el contexto del estudiante en su comunidad y en sus calles muestra que se vive la violencia todo el tiempo, lo que muchas veces lo lleva a reproducir ese mismo juego de la violencia, delincuencial o criminal de casa o de su comunidad y lo exportan al ámbito escolar.
Metodología
La investigación realizada se identifica como cuantitativa, causal comparativa, siendo la variable independiente la apreciación que tienen los estudiantes sobre la violencia en su entorno respecto a la variable dependiente la cual es el comportamiento de los estudiantes en el plantel. Los estudiantes del Instituto de Educación Media Superior de la Ciudad de México Plantel Álvaro Obregón III “Rosario Ibarra de Piedra” tienden a pelearse dentro y fuera de la escuela replicando la violencia de su entorno y tomando malas decisiones para la resolución de conflictos.
El instrumento de recolección de datos utilizado fue una encuesta cerrada distribuida en tres secciones, realizada el día 30 de noviembre de 2022, a través de Google Forms utilizando la cuenta de correo institucional, con la finalidad de identificar cuáles son las causas de que los estudiantes tengan un comportamiento violento dentro de la escuela.
La primera sección estuvo enfocada en obtener datos demográficos, la segunda sección orientada a conocer si el estudiante fue o no víctima de violencia y finalmente la tercera sección se situó sobre el impacto que tiene la violencia en actividades académicas, familiares y sociales.
La encuesta se realizó con un muestreo no probabilístico, del tipo casual o fortuito, como lo indica (Pimienta, 2000) “Aquí las muestras se integran por voluntarios o unidades muéstrales que se obtienen en forma casual” (p.265).
Resultados y discusión
Después de llevarse a cabo la encuesta “Percepción de Violencia en Estudiantes”, los datos obtenidos precisan que fueron 65 estudiantes los cuales respondieron de un total de 630 inscritos, teniendo una respuesta del 10.31% de parte de la comunidad estudiantil. Los resultados en la primera sección reflejan una comunidad heterogénea, entre el tipo de modalidad de estudios, género y edad respectivamente, como se observa en la Tabla 1 y Tabla2.
Tabla 1
Distribución de Modalidad
Modalidad |
Género |
||
Femenino |
Masculino |
No especificado |
|
Escolar |
18 |
26 |
1 |
Semiescolar |
11 |
8 |
1 |
Tabla 2
Distribución de Edad
Modalidad |
Edad |
||||
14-15 |
16-17 |
18-19 |
20-21 |
22 o más |
|
Escolar |
12 |
24 |
7 |
1 |
1 |
Semiescolar |
0 |
12 |
3 |
3 |
2 |
La heterogeneidad de los estudiantes, evidencia que 45 estudiantes pertenecen a la modalidad escolar, donde la cosmovisión es una escuela continua directamente del nivel básico, secundaria. Los 20 estudiantes restantes, son de la modalidad semiescolar, la cual permite proporcionar educación a cualquier estudiante que desea cursar su nivel medio superior sin seguir un ritmo constante y lineal, como se observa en la Figura 2.
Figura 2
En tanto que en la Figura 3, se observa que el 55.38% de la población estudiantil tiene entre 16 y 17 años considerando ambas modalidades, el 26.15% de estudiantes son ya considerados mayores de edad y ello trae consigo la opción de poder entablar con una parte de los estudiantes una identificación más objetiva de lo que es la violencia escolar y las consecuencias que de ello pueda desprenderse como un escalamiento, hacia violencia física.
Figura 3
Para la segunda sección la respuesta de los estudiantes permitió saber que el 81.5% de los encuestados no ha sufrido violencia de manera directa, sin embargo, dentro del 18.5% restante se observa una distribución sobre el lugar donde sucedió el evento, como se precisa en la Figura 4.
Figura 4
Lugares donde sucedió el acto de violencia
De los estudiantes que han sufrido violencia, el 25% la ha sufrido en casa, 50% en la escuela, 8% en reuniones y 16% en el transporte; todas las interacciones situadas en el día a día de los estudiantes. La violencia en la escuela prevalece entre los lugares donde se desarrolla con mayor frecuencia, si bien es el segundo lugar donde mayor tiempo conviven los estudiantes, seguido de la casa, es el lugar donde se tiene un mayor contacto social. Posterior a identificar que existió un acto de violencia que afectó a 12 estudiantes y saber dónde se ejecutó, se logró establecer la frecuencia de tal situación (ver Tabla 3).
Tabla 3
Tipos de violencias vs Frecuencia
Tipo de violencia |
Frecuencia |
||
Una vez al año |
Una vez al mes |
Una vez al día |
|
Física |
2 |
3 |
2 |
Psicológica |
2 |
2 |
1 |
La Tabla 4, evidencia que la violencia que sufren en su mayoría es del tipo físico, con un 58.33% y de importancia mayor es el observar que dos estudiantes sufren violencia física y un estudiante violencia psicológica de manera diaria. Esto derivó en la canalización con el área correspondiente, área psicológica. Los mismos 12 estudiantes identifican a los individuos que los afectan, el 42% indica que fue un desconocido, el 33% precisa que fue un integrante de la escuela, el 17% señala que es una familiar y finalmente el 8% alude a que fue un amigo(a), como se observa en la Tabla 4.
Tabla 4
Identificación de agresor
¿Quién realizó el acto violento? |
|
Un desconocido |
5 |
Un amigo(a) |
1 |
Un familiar |
2 |
Un integrante de la escuela |
4 |
Los resultados de los estudiantes que no han sido agredidos, pero que sin embargo, su entorno es afectado por la violencia de manera directa e indirectamente, con familiares, amigos y desconocidos, se identifican en las Figura 5 y 6, donde aproximadamente el 25% estudiantes indican que su familiar sufrió un acto de violencia contra un 75% que dijeron que no. Un 49% que indican que sus amigos han sufrido violencia contra un 51% que indica lo contrario. Los estudiantes además aluden que el 42% ha presenciado un acto violento hacia un desconocido, en comparación con un 58%.
Aunque en su mayoría el porcentaje promedio, 61%, de estas tres posiciones sigue siendo el no contacto con la violencia indirecta, es de observancia que en un ambiente libre de violencia el contar con un promedio de 39% no es sinónimo de que estemos por un buen camino sino el principio de algo que puede escalar sino se hace algo dada la información que precede.
Figura 5
Figura 6
En la tercera sección se presentan los resultados en dos vertientes, la primera de ellas como la identificación por parte de los estudiantes sobre si ellos mismos han realizado violencia y la segunda cómo afecta la violencia su desarrollo familiar, académico y social. La primera vertiente se observa en la Tabla 5 y Figura 7.
Tabla 5
Actos de violencia realizados vs Género
Género |
¿Tú has realizado un acto de violencia? |
||
Sí |
No |
Tal vez |
|
Femenino |
1 |
22 |
6 |
Masculino |
2 |
24 |
8 |
No especificado |
1 |
0 |
1 |
Figura 7
Seis estudiantes femeninos, ocho masculinos y uno que no especifica su género tienen cierto grado de duda por no poder identificar y clasificar si han realizado un acto de violencia, poniendo de manifiesto que puede considerarse como una conducta habitual –la violencia- en el entorno familiar y/o escolar y tras no ser aceptada en otro espacio de convivencia social, son los mismos estudiantes los que se cuestionan sobre lo que conocen hasta el momento en torno a las formas de convivencia pacíficas.
La segunda vertiente permite observar que en promedio el 68% considera estar “De acuerdo” en que existe una afectación de la violencia en rubros académicos, familiares y sociales. El 18% no está “Ni de acuerdo ni en desacuerdo” con respecto al efecto de la violencia. Finalmente, en promedio el 13% está “En desacuerdo” en considerar que la violencia tiene un impacto directo en los aspectos antes mencionados (ver Figura 8).
Figura 8
Violencia en actividades académicas, familiares y sociales
Discusión
Los resultados obtenidos se corresponden con Moclús (2005), quien precisa que, “la violencia en la escuela es, en efecto, reflejo de la sociedad y esto se hace patente de forma más clara en el mundo no desarrollado” (p.24). Por su parte, Cedeño (2020) establece que al ser un hecho cultural, aprendido como un patrón conductual, también se puede incidir en la desaparición de ciertas conductas, “como el trabajo de enseñanza-aprendizaje, que permite enseñar otro tipo de conductas, preferentemente pacíficas” (p.471).
La determinación del alfa de Cronbach para las tres últimas consideraciones sobre las afectaciones de la violencia en el entorno académico, familiar y social es α=0.8963, lo cual para Oviedo y Campo (2005) es un valor que refleja consistencia interna buena, α>0.7, además de no ser catalogado como un valor de redundancia o duplicidad, α<0.9. La cantidad de ítems permite considerar además la característica fidedigna del instrumento, recomendándose escalas menos a veinte ítems y mayor a un solo constructo.
Uno de cada tres estudiantes encuestados considera que la violencia no tiene un impacto sobre su desarrollo personal, educativo y social, pero el hecho de pensar en el impulso de esta investigación deriva de las acciones ejecutadas por la propia comunidad de estudiantes, las cuales se resumen en la poca pericia que tienes los estudiantes para solucionar situaciones del día a día en un entorno académico.
Las cuales van desde la agresividad por no comprender una actividad en el aula, agresiones físicas por una mirada que consideran retadora, la propia violencia psicológica por la aceptación en subgrupos de estudiantes hasta el daño que sufren las instalaciones por el desahogo que los mismos estudiantes hacen ante hechos de frustración, tristeza o sentimientos difíciles de poder expresar.
La violencia escolar apoyada y fundamentada por un arraigo violento desde el hogar y su entorno próximo de esparcimiento tiene consecuencias visibles en el rendimiento académico, como lo expresan Del Tronco y Madrigal (2016), aquellos estudiantes que sufren los efectos de la violencia escolar, tienen una mayor propensión de pensar en dejar la escuela.
Conclusiones
Los estudiantes del plantel Álvaro Obregón III “Rosario Ibarra de Piedra” pertenecen en su mayoría a una población de estratos sociales complejos, se sitúan en una zona demográfica considerada de alto riesgo. La violencia tiene su causa en diferentes situaciones, muchas de ellas que no pueden controlarse, familia y valores, nivel socioeconómico y cultural.
En su minoría, los estudiantes no saben conceptualizar que es la violencia escolar, pero identifican situaciones donde se perpetró. Los jóvenes en la actualidad cuentan con la experiencia de haber atravesado una crisis de salud internacional lo que los hace ser más resilientes, este proceso costó una adaptación de sus emociones y de ello una falsa interpretación del umbral de lo que es violencia.
Los estudiantes normalizan la violencia o la callan aparentando que no pasa nada, ya que existe un choque cultural entre lo que se cree que es socialmente correcto con lo que es reglamentariamente correcto. Estando presente la oportunidad de tener un trabajo administrativo, académico e institucional para lograr un reaprendizaje sobre la violencia escolar por procesos de comunicación asertiva.
Una de las consecuencias que trae consigo la violencia escolar es la perturbación de la trayectoria académica en los estudiantes de bachillerato e inclusive el abandono de los estudios por completo y por ende la falsa idea de poder repetir los patrones aprendidos fuera de la escuela, ya que es en la institución educativa donde se siguen consintiendo tales conductas.
Referencias
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