El rol de los docentes en las relaciones sociales de estudiantes de nivel secundario                                                                                                                

The role of teachers in the social relations of secondary level students


Karla Patricia Prado Peña, misskarlaprado@gmail.com

Universidad Autónoma de Querétaro, México

 https://orcid.org/0000-0003-1642-9795

DOI: 10.5281/zenodo.8253758


Palabras clave

Formas de relaciones sociales en estudiantes
Profesores
Nivel Secundario
Disciplina
Autonomía


Resumen: El presente artículo, pretende analizar desde una mirada teórica-reflexiva las formas de relaciones sociales de los estudiantes del nivel secundario y el rol de los docentes en la atención a esta esfera del desarrollo de la personalidad de los estudiantes; esta temática reviste una significativa relevancia, ya que es indispensable para reconocer desafíos y oportunidades de intervención, así como promover entornos educativos en un ambiente de sana convivencia y de respeto que favorecen el óptimo desarrollo de la dinámica escolar. Asimismo, en el trabajo se reflexiona en el papel de la disciplina y autonomía de los estudiantes como bases esenciales para lograr una educación para la paz, en donde exista una sana convivencia dentro y fuera del entorno escolar y no solo se privilegien los aspectos cognitivos, sino también el enriquecimiento de la cultura, el espíritu, los valores y todo aquello que contribuye a la humanización de las personas. De igual forma, el artículo muestra una panorámica de un estudio contextualizado acerca de las formas de relaciones sociales observadas en alumnos de una institución educativa del estado de Querétaro, México.

 


Keywords

Forms of social relations in students
Teachers
Secondary Level
Discipline
Autonomy


Abstract: This article intends to analyze from a theoretical-reflexive perspective the forms of social relations of students at the secondary level and the role of teachers in attending to this sphere of personality development of students; This theme is of significant relevance, since it is essential to recognize challenges and opportunities for intervention, as well as to promote educational environments in an environment of healthy coexistence and respect that favour the optimal development of school dynamics. Likewise, the work reflects on the role of discipline and autonomy of students as essential bases to achieve an education for peace, where there is a healthy coexistence inside and outside the school environment and not only cognitive aspects are privileged, but also the enrichment of culture, spirit, values and everything that contributes to the humanization of people. Similarly, the article shows an overview of a contextualized study about the forms of social relationships observed in students of an educational institution in the state of Querétaro, Mexico.

 


 

 

 

Cómo citar:

Prado, K. (2023). El rol de los docentes en las relaciones sociales de estudiantes de nivel secundario. Revista Varela, 23(66), 177-183.

Recibido: julio de 2023, Aceptado: agosto de 2023, Publicado: 1 de septiembre de 2023


Introducción

Las formas de relación social en estudiantes de secundaria es de gran relevancia en el ámbito académico, debido a que da claridad de las dificultades que atraviesan las generaciones que actualmente suelen denominarse generación de cristal, ya que comprende las formas de relación social de los alumnos, lo cual es indispensable para reconocer los desafíos y oportunidades de intervención, así como promover entornos educativos en un ambiente de sana convivencia y de respeto que favorecen el óptimo desarrollo de la dinámica escolar.

El término Generación de cristal fue utilizado por primera vez por Nebrera (2012), quien menciona que los jóvenes se ven impactados por no conseguir lo que quieren de forma rápida. Es decir, son una generación que buscan la satisfacción inmediata y eso los vuelve hipersensibles. Algunas características de la generación de cristal enunciadas por el autor mencionado, se enlistan a continuación:

·         Poca resiliencia e inseguridad

·         Inestables e incapaces de socializar

·         Poca tolerancia a la frustración o a la crítica

·         Poco empáticos

·         Todo lo consideran efímero

·         Han perdido el contacto humano o físico

·         No leen y no escriben

·         Sienten necesidad de publicarlo todo en redes

En suma, la generación de cristal que representa a los nacidos después del año 2000, tiene la característica de que se sienten desvinculados del saber ser y del deber ser, y eso obstaculiza a los individuos y a su relación con el medio que les rodea. Para Laje (2023), la generación de cristal o como él la llama en su libro Generación idiota, menciona que idiota en griego significa privado de la realidad y corresponde a una generación que mantiene una vida online y una offline, privilegiando la primera.

Justamente este artículo, pretende analizar desde una mirada teórica-reflexiva las formas de relaciones sociales de los estudiantes en este nivel educativo y el rol de los docentes en la atención a esta esfera del desarrollo de la personalidad de los estudiantes. Asimismo, el trabajo muestra un estudio contextualizado de las formas de relaciones sociales observadas en alumnos de una institución educativa del estado de Querétaro, México.

Disciplina y autonomía: pilares en la educación de alumnos del nivel secundario

La disciplina es fundamental en el proceso de enseñanza-aprendizaje en jóvenes de secundaria y constituye uno de los principales problemas a los que se enfrentan los docentes, ya que es reconocido que los estudiantes no atienden indicaciones debido a que no logran comprender en su totalidad lo que se les solicita. El éxito de la disciplina en el aula, sucede porque los maestros cumplen con los acuerdos o las normas establecidas, y se establecen consecuencias claras e inmediatas que van en el mismo sentido de la falta cometida (Ortiz et al., 2019).

Por otra parte, es reconocida también el papel de la autonomía en estudiantes de secundaria, por lo que deben considerarse diversas estrategias que favorezcan esa autonomía, para lograr un estudiante más independiente, organizado y responsable de su proceso de aprendizaje; de esta forma paulatinamente, aprenderá a autorregularse, lo cual favorecerá que sea más disciplinado, porque logrará reconocer sus fortalezas y áreas de oportunidad (Maldonado et al., 2017; Fonseca et al., 2019).

Es importante señalar que además de la disciplina y autonomía, también hay una constante lucha para centrarse en el bien comunitario de todos los agentes que participan en el espacio escolar. Al momento de educar, es primordial reconocer que en la escuela se debe buscar el bien común y los conflictos son inadmisibles si no se conversa sobre ellos y se llega a acuerdos para evitar su repetición. En este sentido, Gavaldón y Ambrosy (2023) mencionan que uno de los fines de la educación es lograr una educación para la paz, en donde exista sana convivencia dentro y fuera del entorno escolar. Lo anterior dejaría de lado que los alumnos que se muestren indisciplinados y con conductas agresivas, se sigan comportando de esa forma, ya que el pegar, empujar o agredir física o verbalmente, no es admisible en el contexto de una comunidad fraterna entre individuos.

Desde esta línea de pensamiento, Espindola y Granillo (2021), mencionan que la educación no solamente provee conocimiento, sino que enriquece la cultura, el espíritu, los valores y todo aquello que nos caracteriza como seres humanos. Cabe destacar que para educar es indispensable la presencia de dos figuras, una de ellas es la del maestro, quien tiene como responsabilidad, transmitir sus conocimientos y experiencia a las generaciones jóvenes. Por otro lado, la figura del estudiante, quien es el que tiene la mayor carga, porque se dedica a recibir información desde diferentes canales de forma constante, llámese escuela, familia y/o sociedad.

Las aulas de clases están lideradas por los maestros quienes son pieza fundamental para que el proceso de enseñanza aprendizaje se lleve a cabo, partiendo desde los ideales propios de cada institución, los maestros son la figura de autoridad en los salones; es así como los maestros representan la autoridad moral para guiar al otro en el camino de la virtud (Maldonado et al., 2017). Se trata de que los jóvenes entiendan racionalmente lo que se les solicita y que sepan que todo tiene una razón de ser y no es obedecer por el simple hecho de obedecer., por lo que, obedecer, no es equivalente a ser sumiso.

Los profesores son quienes representan a la generación adulta tratando de transmitir conocimientos y experiencias a la generación más joven. Según Durkheim (1993), la sociedad siempre ha sido punto fundamental en el trabajo educativo, de ahí la importancia de enseñar: ideas, sentimientos y prácticas. Lo que se busca es educar a una generación joven que se comprometa a adoptar las reglas impuestas por la sociedad, de manera que la forma de conducirse y relacionarse con el entorno sea la más óptima y adecuada para su espacio y tiempo, sobre todo porque es la sociedad la que define, en su momento histórico, las nociones de moral, religión o patriotismo. 

Para la sociedad es indispensable que los individuos estén totalmente convencidos de lo importante que es adoptar las reglas impuestas. El papel de la escuela es prioridad para la enseñanza de la moral, así como para que los individuos comprendan su evolución y los cambios dados a través del tiempo; a vida moral del hombre está comandada por diferentes reglas que dirigen las acciones de los individuos, dependiendo de la situación en la que se encuentren (Durkheim,1993).

Las reglas y la moral adoptadas y aprendidas por los individuos, dan cuenta del paso de los mismos por su entorno, pero, ¿quién o quiénes validan que estas reglas se acaten? Seguramente existen en la sociedad algunas representaciones de autoridad que aseguran el cumplimiento de las reglas adoptadas por los individuos ¿serán estos, los padres y maestros?

En la escuela es el docente quien está presente como la persona que hace que se cumplan las reglas, que se obedezca y haya disciplina, al mismo tiempo, es el ejemplo de valores y buenas costumbres para los estudiantes. Pero, ¿qué sucede si estas reglas no se cumplen? entonces, no somos dignos de pertenecer a un grupo social determinado, ya que no nos apropiamos de las reglas impuestas y aceptadas por los demás integrantes. Ese es el riesgo que se corre, el de la exclusión, ya que existen alumnos quienes de casi ninguna manera adoptan las reglas impuestas en el aula y, en ocasiones, no respetan la figura de autoridad que representa el maestro. Paradójicamente, además de no ser excluidos, son creadores de nuevas reglas. Lo hacen en los momentos en los que pretenden lograr seguidores para sus fines, jugar es lo que generalmente buscan y con ello alcanzan y logran su cometido.

Los alumnos y maestros tienen ideas, prácticas y sentimientos que hacen que su presencia en el aula llame la atención y cumple un papel fundamental en el espíritu del grupo al que pertenece. Cabe destacar que los alumnos corresponden a un grupo social que está determinado por ciertas prácticas que comparten la mayoría de los estudiantes que se desenvuelven en el aula en la que están presentes. De acuerdo a lo que explica Durkheim, (1993) en su libro Educación y Sociología, el hombre es parcialmente producto de una sociedad, ya que los individuos deben ser formados a través de la educación que reciben de la generación anterior para conducirse armónicamente en su entorno.

Resulta importante considerar que, como todo, la sociedad está en constante cambio, pero no dejan de ser sumamente valiosas las ideas, prácticas, y sentimientos de quienes nos anteceden. Las relaciones que se mantienen con otros seres humanos y lo que ha sido aprendido en el transcurso de la vida, influyen en la formación de un ente social capaz de relacionarse con otros individuos, aunque también exista un ente individual que hace a cada sujeto diferente de los demás, ya que un individuo está cargado de ideas, sentimientos y prácticas distintas. Sin embargo, nada de esto existiría, de no ser porque también se forma parte de una sociedad que requiere que se actúe de una manera, de acuerdo a la época y al grupo social en que se vive. 

De este modo, la importancia de la educación, radica en cómo se obtienen las bases, los principios y las ideas de cada entorno, recordando que éste está en constante cambio porque no es estático. La educación es la acción sistemática que se piensa a largo plazo, en la cual, el docente trabaja constantemente para que el individuo se apropie de ideas, prácticas y sentimientos.

Humanizar y educar 

Socializar es el proceso mediante el cual los seres humanos se adecuan a una función y un rol social y que se manifiesta con base en el grupo social al que corresponden (Ibarra, 2017). Se menciona jugar, socializar y educar como punto de arranque para el proceso de humanización, un proceso en el que usualmente existe conflicto. Son componentes del proceso de humanizar inmerso en una situación sociohistórica. Es el proceso de transmisión de ideas, prácticas y sentimientos.

Educar es tomar en cuenta las prácticas, ideas y sentimientos y cuando los docentes despliegan lo que saben hacer; y pocos se aventuran a salir de la tradición que les fue impuesta. La humanización comienza desde que se inicia la gestación del ser humano, es un proceso constante e infinito que se da gracias a que existe interpenetración entre sistemas con el medio, después se continúa con el juego, luego con el proceso socio educativo que va de la mano con la socialización. Conviene reiterar, los procesos de humanizar son jugar, socializar y educar.

Los procesos anteriormente señalados, están presentes en las aulas y se relacionan entre sí, aunque con sus características propias; por eso, educar es un proceso estudiado por los pedagogos y didactas que persigue fines trascendentes con miras hacia el futuro, contrario a lo que sucede con socializar, concepto del que se encargan los sociólogos y al socializarlos los seres humanos se adecuan a una función y rol social. 

El juego, es estudiado desde la mirada de diferentes materias, como epistemólogos, lingüistas, sociólogos y pedagogos, y es un proceso que motiva al individuo y está más enfocado al placer momentáneo o presente.

En una clase se educa, se socializa y se juega, porque se está realizando la noble tarea de humanizar, y al jugar se asumen roles sociales, y se aprende la importancia de las reglas, ya que los participantes deben conocer el papel que representan, es valioso el juego para los estudiantes ya que es una forma de compartir con otros y de mantener un diálogo interno. El papel del docente frente a los alumnos sería valorar el diálogo como forma de relación primordial para acercarse y empatizar con los alumnos, con una escucha activa y privilegiando sus ideas, pensamientos y prácticas. 

Con respecto a las relaciones sociales, Weber (1964) deja ver que hay diferentes tipos de relaciones sociales: 

1.       Racional

2.       Tradicional

3.       Afectiva

4.       Carismática

La relación social de carácter racional va orientada a fines o valores. La diferencia es que la orientada a fines, establece una forma de trabajo que se adecue a un fin u objetivo específico y la orientada a valores sobresalen las guías, la moral, la ética, la estética, la económica, entre otros.

En la forma de relación social tradicional, cuando el individuo realiza las acciones por herencia de muchos años, es casi algo rutinario porque son acciones que han sido aprendidas por transferencia familiar, social o afectiva.

Es muy importante dar cuenta de por qué el carisma ha sido una característica sobresaliente en algunos líderes que han sido conocidos en la historia de la humanidad, ya que según los planteamientos de Weber sobre las figuras carismáticas, para que exista un líder de este tipo, es indispensable que se encuentren ante una situación de emergencia.

Destaca en la teoría de Weber que en la relación social hay reciprocidad entre las personas que muestran una acción social. La acción social es solamente de un individuo y espera que su acción social orientada a otra persona sea aceptada y recíproca, así se convierte en una relación social. Por el contrario, cuando la acción social no se acepta, se convierte en una relación de lucha; en la cual, un agente quiere un cierto tipo de acción social y otro agente no y por ello comienza un enfrentamiento.

En la práctica cotidiana, se advierte que algunos alumnos no admiten la forma de relación socio educativa orientada a fines y valores que el profesor establece, porque están más orientados al juego, en un juego sin reglas explícitas ni leyes. En esta relación socio educativa, impulsada por algunos alumnos no se invita al afecto, tradición, fines ni valores, sino que la lucha radica en no comprender al alumno que quiere llevar a todos los agentes a una forma de relación social que corresponde únicamente a su deseo; en otras palabras, desea imponer una forma de dominio. Cuando el profesor se da cuenta de esto, puede desarrollar acciones educativas que beneficie a las relaciones sociales y que esto los haga empatizar a un nivel más afectivo dejando de lado la lucha.

Lo más significativo del trabajo docente radica en la relación moral de convicción e implicación de darse al otro, ya que va más allá de la labor en el aula. Se considera que algunos alumnos tienen la gran capacidad de apropiarse del espacio educativo y, al mismo tiempo, afectarlo. Junto con ello, afectar a los individuos que intervienen, sus compañeros o el propio docente. Algunos lo hacen en proceso de humanizar. Otros como respuesta a no admitir las relaciones sociales que el docente ofrece. 

Aproximaciones metodológicas y resultados de un estudio sobre las formas de relaciones sociales en una institución educativa

En este apartado se presenta una panorámica de un estudio contextualizado sobre las relaciones sociales entre estudiantes y docentes de un colegio privado en el estado de Querétaro en México.

En el caso que nos ocupa, por vivencias de la autora, se manifestaban conductas inapropiadas no admisibles en el entorno escolar. Lo anterior representaba un gran reto para los docentes, porque pareciera que no estaban acostumbrados a que se les llamara la atención, ni acatar los límites, ni a llegar a acuerdos y compromisos cuando se manifiesta una conducta que falte el respeto a otro individuo, ya sea docente o compañero. Se observó que no estaban acostumbrados a respetar a quien está dando una clase frente a grupo y, aunque se les llamara la atención, continuaban mostrando conductas que impedían que las clases se desarrollarán, siguiendo la planeación del docente. 

La falta de orden, disciplina y obediencia que los estudiantes de secundaria mostraban, día con día, manifestó una problemática que constituyó el punto de partida de una investigación cualitativa que se basó en el análisis de individuos, a partir de lo sus expresiones y formas de relación social.

La fenomenología, como ciencia de los fenómenos, consiste en ver lo que se muestra, tal como se muestra y en cuanto se muestra por sí mismo. Valora la experiencia y las vivencias de un individuo para obtener información teórica que posibilite lidiar con el fenómeno y estudia la relación que hay entre los hechos, es decir, lo que es posible observar, y la consciencia porque aspira al conocimiento estricto del fenómeno que son las cosas tal y como se ofrecen a la conciencia (Van, 2003).

Para fines de esta investigación, se hizo uso de la observación acción en la que se tuvo la participación de alumnos y docentes, se utilizó un instrumento de investigación cualitativa no estandarizado, de manera que el investigador puede participar como miembro o no del grupo estudiado, y su postura puede ser desconocida por el grupo de estudio (Kawulich, 2005).

Un acercamiento a los resultados obtenidos en el estudio

Los alumnos entrevistados eran estudiantes de primer grado de secundaria, pertenecían a una generación que en un inicio fue de 72 estudiantes, pero dos de ellos fueron dados de baja antes de finalizar el primer semestre; además, a una de las estudiantes se le regresó a sexto de primaria debido a que no cumplía con los conocimientos básicos, ya que reprobó todas las materias del primer trimestre. Al final quedaron 69 estudiantes divididos en tres grupos A, B y C.

Los resultados arrojaron que los maestros más estrictos y que ponían consecuencias y límites claros fueron los más reconocidos por los estudiantes, a diferencia de aquellos que se mostraban con una actitud menos exigente y que dejaban pasar el desorden y la desobediencia. Algunos comentarios que evidencian lo explicado se muestran seguidamente.

“Me gustó la clase de la maestra, porque, aunque al principio me daba miedo, me hizo darme cuenta de que debo ser más organizado y poner atención en las clases porque si no después ya no le iba a entender y seguro iba a reprobar”

“Me estresó muchísimo el proyecto de biología porque sabía que tenía tiempo de entrega y que después no me lo iban a aceptar, literal casi no dormí una semana. La maestra es muy estricta.”

“Creo que una buena recomendación para los de primaria que van a entrar a secundaria, es hacerles caso a sus maestros, porque, aunque tengan el promedio para exentar, no van a poder si tienen mala conducta.”

En distintos momentos, los docentes señalaron que el grupo A era el más conflictivo en cuanto a disciplina, ya que ahí estaban los perfiles de alumnos que constantemente retaban a la autoridad con muestras de desorden; gritaban, platicaban entre ellos, se lanzaban aguay otras conductas inadecuadas. A diferencia de los grupos B y C.

Los alumnos entrevistados del grupo A, mencionaron que algunos compañeros y compañeras no los dejaban estar atentos y no entendían las clases porque los docentes se la pasaban llamándoles la atención. Además, había muchas burlas entre ellos y agresiones verbales, malas caras y los estudiantes de nuevo ingreso siempre se sintieron rechazados.

Los estudiantes de los grupos B y C también mencionaron que había algunos compañeros y compañeras con los que no se llevaban bien porque inventaban chismes de ellos o les hacían comentarios despectivos en redes sociales y eso generaba un ambiente de tensión entre los grupos. 

Por su parte, los docentes señalaban que algunos estudiantes del grupo A, la mayoría del tiempo no trabajaban por estar jugando, hablando o gritando. Algunos de los maestros seguían el protocolo de indisciplina que venía en el reglamento “Normas de convivencia escolar” del Instituto, pero otros profesores dejaban pasar las faltas de los estudiantes y simplemente terminaban exhaustos la clase. Seguidamente se transcriben algunos comentarios ofrecidos por los docentes.

“Son una generación inquieta, aun acostumbrándose a seguir reglas y horarios. Con mucha energía y necesitados de límites claros”.

“Muchos de ellos son líderes y por lo mismo son competitivos”.

Además, los docentes señalaron que el grupo B tenía menos problemas de indisciplina, pero había tres alumnos que constantemente retaban a la autoridad con comentarios inapropiados a mitad de la clase. 

En el grupo C había dos alumnos que hablaban, se paraban y caminaban por el salón de clases o se salían con excusas como ir al baño, a la enfermería o tomar agua. Una de las alumnas del grupo C constantemente acudía al consultorio médico para ser atendida por cefalea y registró más de 30 visitas al consultorio al final del ciclo escolar. 

Como parte de los resultados, los alumnos se dieron cuenta, al finalizar el primer semestre, que constantemente estaban siendo observados por docentes y directivos y eso dificultaba que continuaran con las faltas de respeto entre los estudiantes. Ya que también muchos de ellos comenzaron a solicitar citas para expresar su sentir, y señalar directamente a quién o quiénes los estaban molestando en el salón de clases o en cualquier momento de la jornada escolar. 

Los maestros empezaron a compartir algunas estrategias que les habían funcionado con los grupos y dentro de ello rescataron que todo debía ser registrado; la impuntualidad, falta de entregas o entregas tardías, y mantener el orden y la disciplina en la clase señalando directamente las faltas cometidas. Lo anterior se evidencia en las expresiones que siguen.

“Con ellos hay que poner límites claros, firmeza amable, escucharlos y conocerlos”.

“Incluir actividades detonadoras para captar su atención y calmar su energía, como cálculo mental al principio de las clases”.

“Asignarles lugares diferentes cada clase, cambiar el acomodo de las mesas, trabajos en equipo, entre otros”.

Los alumnos se dieron cuenta de que las consecuencias fueron aplicadas a todos los estudiantes, sobre todo porque hubo estudiantes que, por promedio, tenían derecho a exentar algunas materias, pero su asesor desde inicio de ciclo escolar les dijo que el promedio de la materia tenía que ser igual o mayor a 9 y lo mismo con el promedio de conducta, de lo contrario perdían el derecho de exención.

Finalmente, cada que se tenía una entrevista de seguimiento con los alumnos, se llenaba un formato donde el estudiante firmaba acuerdos y compromisos. Inmediatamente después, se informaba a los padres de familia para su conocimiento y al poco tiempo se les pedía dar seguimiento para que sus hijos cumplieran con los acuerdos y compromisos.

En resumen, una de las aportaciones de esta investigación evidencia que los estudiantes de secundaria requieren que los docentes trabajen con base en reglamentos y límites claros, además de que se les cumpla cabalmente con las consecuencias acordes a la falta cometida.  También se demostró que el hecho de informar a los padres de familia a través de los medios oficiales de comunicación, como los correos electrónicos institucionales o las citas presenciales o virtuales donde se firmen acuerdos y compromisos, son de gran utilidad para hacer partícipes a los padres de familia y que estén enterados, asimismo para que se registre un antecedente del comportamiento del estudiante y se tomen acciones concretas. 

Conclusiones

Es de resaltar que, para prevenir, evitar o minimizar las situaciones de conflicto entre los estudiantes, los docentes deben ser observadores e informar de manera expedita al asesor, quien es el encargado de entrevistar a las partes involucradas y sugerir a cada uno de ellos un diálogo mediado, donde estén presentes las partes del conflicto y el asesor quien es quien llevará la batuta del diálogo y lo va registrando. 

Los miembros de la llamada generación de cristal, que requieren ser re-educados para que sus formas de relación social sean plausibles. Necesitan ser formados para que respeten límites e incrementen su tolerancia a la frustración, para que su resiliencia se detone en provecho de contener su inseguridad, para que sean empáticos y preparados para socializar dentro y fuera de las aulas y la escuela; en suma, necesitan educarlos para que contribuyan a la creación de un mundo más solidario y justo.

La tarea docente requiere comprometerse con la formación cabal de sus estudiantes. El gremio docente precisa saber límites entre ser permisivo y autoritario, es menester que transite por las formas de relación social para educar a las nuevas generaciones conforme ideas, sentimientos y prácticas orientadas a un mundo deseable.

Referencias

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