La inteligencia emocional de estudiantes universitarios en el aprendizaje del inglés como segunda lengua                                                                           

The emotional intelligence of university students in the learning of English as a second language


Beatriz Elena Muñoz Serna, bety.munoz@hotmail.com

Universidad Autónoma de Querétaro: Querétaro, México

 https://orcid.org/0000-0003-0324-2235

DOI: 10.5281/zenodo.13623040


Palabras clave

Inteligencia emocional
Emociones
Actividades lúdicas
Segunda lengua
Estrategias didácticas


Resumen: El presente trabajo se enfoca en el tratamiento de la inteligencia emocional para mejorar el aprendizaje del inglés como segunda lengua, en un grupo de estudiantes universitarios.  Se presenta un acercamiento teórico al tema de la inteligencia emocional, para darle una resignificación en el aula de inglés y se incluye asimismo la experiencia práctica desarrollada en este sentido.  Esta intervención se desarrolló a través de tres estrategias didácticas, la primera de ellas a través del trabajo colaborativo, la segunda con una actividad de sensibilización y una tercera, las actividades lúdicas integradas a la clase de inglés, las cuales se describen en el trabajo. Por último, se analiza cómo las estrategias implementadas generaron un gran impacto en los estudiantes, logrando que se comprometieran, disfrutaran y aprendiera a través de éstas, y cómo su inteligencia emocional intervino en cada una de las actividades para lograr un aprendizaje valioso.

 


Keywords

Emotional intelligence
Emotions
Ludic activities
Second language
Didactic strategies


Abstract: This paper focuses on the treatment of emotional intelligence to improve the learning of English as a second language in a group of university students. The article presents a theoretical approach to the topic of emotional intelligence to give it a new meaning in the English classroom, and also includes the practical experience developed in this regard. This intervention was developed through three teaching strategies, the first of them through collaborative work, the second with an awareness-raising activity, and a third, recreational activities integrated into the English class, which are described in the paper. Finally, it analyzes how the implemented strategies generated a great impact on the students, getting them to commit, enjoy and learn through them, and how their emotional intelligence intervened in each of the activities to achieve valuable learning.

 


 

 

 

Cómo citar:

Muñoz, B. (2024). La inteligencia emocional de estudiantes universitarios en el aprendizaje del inglés como segunda lengua Revista Varela, 24(69), 165-172.

Recibido: junio de 2024, Aceptado: agosto de 2024, Publicado: 1 de septiembre de 2024


Introducción

El aprendizaje de una segunda lengua requiere de un trabajo constante dentro y fuera del aula por parte del alumno, mientras que, en el lado opuesto el docente debe de considerar el uso de estrategias, actividades y factores que intervienen en el aula al momento de enseñar una segunda lengua. Se le llama segunda lengua al idioma que no es nativo de los aprendices o el cual no es su lengua materna.

Son varios los factores que intervienen en la enseñanza-aprendizaje en el aula de una segunda lengua, desde la motivación intrínseca del alumno, así como las relaciones interpersonales en el aula entre los alumnos, la  misma relación entre alumnos y el docente, el tipo de actividades que se llevan a cabo dentro de la misma y uno de los factores más importantes es la inteligencia emocional de los alumnos, pues esta es un motor necesario en el aprendizaje de una segunda lengua, porque es el que gestiona las emociones durante la clase. La inteligencia emocional se puede presentar en los estudiantes de forma positiva, mostrando un constante compromiso y avance en el aprendizaje, y cuando se presenta de forma negativa se muestra con poco avance del alumno en el conocimiento de la lengua, así como una muestra de apatía en el aula que se refleja en la poca participación y entusiasmo durante las clases.

Considerando las líneas anteriores, este artículo abordará el tema de la inteligencia emocional en el aula de enseñanza de segunda lengua, con la finalidad de evidenciar la importancia que tiene en el desarrollo de los alumnos y cómo ésta tiene un gran impacto en el logro de los objetivos y metas que se proponen en la clase de Inglés II a nivel licenciatura. Generalmente se piensa en los procesos de enseñanza aprendizajes basados en los conocimientos que deben adquirir los alumnos, pero rara vez se menciona o toca el tema de las emociones y el impacto de estas en el aula.

El concepto o nuevo constructo llamado inteligencia emocional “se acuña como una forma de inteligencia genuina, basada en aspectos emocionales que incrementa la capacidad del grupo clásico de inteligencias para predecir el éxito en diversas áreas vitales” (Extremera y Fernández, 2003, p. 98). Teniendo en cuenta que el concepto de inteligencia emocional es relativamente nuevo, ya que tienen sus inicios con alrededor de los años 90s y esta se plantea, como un acercamiento general que incluye las habilidades específicas necesarias para comprender, regular y experimentar las emociones de forma más adaptativa. Las emociones son el impulso del momento, lo que permite que los alumnos sientan esa inercia que los mueve hacia querer aprender algo y “éstas subyacen a la dinámica cognitiva del ser humano” (Buitrago, 2021, p.2).

Todo ser humano a lo largo de su vida experimenta emociones que le permiten madurar e ir formando su carácter, la forma de expresarse, de comportarse y en la toma de decisiones. Como seres humanos, nuestro cuerpo habla de forma física al expresar las emociones y es tarea del docente poder leer esas emociones en el grupo cuando se ingresa al aula, se podría decir que es parte de nuestra labor como profesores. El poder leer la postura de los alumnos, sus gestos y sus movimientos, dicen mucho de lo que sucede o han experimentado los alumnos, son expresiones de emociones, muchas veces contenidas, por no ser el lugar idónea para expresarlas.

Los diferentes factores que interviene en los procesos de enseñanza aprendizaje son las cuestiones culturales, la metodología de enseñanza que emplee el docente, los planes curriculares, las planeaciones, las evaluaciones, los objetivos y contenidos de los programas. Al respecto, Basualto, Quintanilla y Rivera (2020) comentan que “el rol del docente no está enfocado en el factor emocional no por decisión propia de los docentes, sino que está sujeto a las normas establecida por el Curriculum” (p. 46). Esto permite ver de una forma clara que los docentes no pueden enfocar parte de su trabajo en el desarrollo de la inteligencia emocional de los alumnos, mucho menos incluirla en sus programas y tampoco evaluarla. De modo que todos los factores anteriores impactan en los espacios de enseñanza, así como en el aula de Inglés como segunda lengua.

En consecuencia, lograr los objetivos dentro del aula es la finalidad de un curso, de ahí la importancia de incluir una gran variedad de estrategias que permitan lograr los objetivos planteados en el curso. Precisamente este artículo pretende ofrecer un acercamiento teórico al tema, así como mostrar las experiencias desarrolladas, en especial, las actividades lúdicas como estrategias didácticas, tienen un impacto de manera positiva en el proceso de enseñanza aprendizaje del inglés como segunda lengua, en estudiantes universitarios. Sin olvidar incluir las estrategias didácticas de trabajo colaborativo y de sensibilización también influyen en los alumnos y contribuyen a que se involucren de forma natural en su aprendizaje, pero a la vez, reduciendo la ansiedad que genera el aprendizaje de una lengua.

 

 

Una aproximación teórica a la inteligencia emocional

La inteligencia emocional no es un concepto nuevo, se ha desarrollado desde diferentes perspectivas desde los inicios de Charles Darwin, pasando por Thorndike, Wechsler y Salovey y Mayer (Hernández, 2018), todos ellos expresaron sus ideas en relación a este tema, tal vez no de manera explícita, pero se tenía una idea de lo que engloba el concepto de inteligencia emocional en el ser humano. Fue hasta 1990, que Salovey y Mayer utilizaron por primera vez este término, como una forma de controlar y regular los sentimientos de uno mismo y de los demás con el fin de dominar el pensamiento y la conducta (Correa, 2021).

La inteligencia emocional refiere a sentimientos y emociones en el ser humano y estas tienen formas universales de ser expresadas. Nunca podremos ver a una persona enojada con una cara de felicidad. Estas formas universales de expresión de los sentimientos y las emociones permiten al ser humano reconocer en uno mismo y en los demás cómo expresamos las emociones, de tal manera que cómo seres humanos poderse congraciar con el compañero, el amigo, el colega, entre otros. Pero para poder lograr el reconocimiento de los sentimientos y emociones de manera individual y en lo colectivo se requiere de tener una inteligencia emocional desarrollada. Porque, ¿cómo puedo reconocer el estrés en otra persona si yo como individuo no lo he vivido?  Es precisamente esta experiencia en las emociones las que permite que cada uno de nosotros como seres humanos, podamos reconocerlas en los demás.

La inteligencia emocional se debe desarrollar en el ser humano principalmente en sus primeros años de vida y sobre todo, en los años de educación básica, esto le dará al infante las armas necesarias para reconocer sus emociones, como darle solución y lidiar con ellas, para que en el futuro pueda tener un control sobre de ellas y que éstas no interfieran con su forma de conducirse dentro de la misma sociedad. De ahí la importancia de reconocer qué emociones embargan a la persona y pueda gestionarlas y lograr salir delante de la situación que enfrente, de ahí la importancia de poder lograr una buena gestión de las emociones que se viven a lo largo de la vida cotidiana. Por supuesto, estas emociones se viven en lo individual y en lo colectivo. En lo individual es lo que se percibe desde la misma persona, cómo las detecta y gestiona, mientras que en lo colectivo se forman a través de un grupo y en el caso de éstas, pueden variar dentro del mismo grupo.

Jurado (2009), define la inteligencia emocional como “la capacidad de controlar, comprender e identificar nuestros sentimientos y emociones, reconociéndolas en los demás, e implica dirigirlas y equilibrarlas” (p. 1). Como se puede inferir de las líneas anteriores, el ser humano son emociones y sentimientos en su totalidad. Como seres humanos expresamos tanto de manera verbal como de manera física el estado de ánimo en el que se encuentra la persona en el momento de interactuar con los demás, a través de la forma en que se gesticula, en cómo el cuerpo expresa en sus movimientos sus emociones. De modo que, las emociones se definen como a las reacciones que se reciben del entorno y cómo en éstas intervienen conocimientos previos, creencias, objetivos personales, percepción del ambiente y por consiguiente, producir alteraciones intelectuales o emocionales que dirijan las decisiones que se toman (Bisquerra, 2000).

Para comprender la inteligencia emocional, se tiene que comenzar desde la definición de dos conceptos que involucran la inteligencia emocional, estos son las emociones y los sentimientos.  Buitrago (2021, p. 5) propone una definición propia para los conceptos de emociones y sentimientos; “los sentimientos los define como estados emocionales perdurables, mientras que las emociones las define como respuestas inmediatas al entorno”. Un ejemplo de sentimiento es la tristeza, el que se puede dar por la partida de un ser querido, este puede durar un largo periodo de tiempo o puede ser corto; mientras que un ejemplo de emociones de reencontrarse con alguien de manera espontánea, es una emoción que tiene un impacto en el momento, pero que va disminuyendo en cuestión de minutos. Martínez (1998, p. 16) dice que “las emociones son sentimientos intencionales de valor”, es decir, de acuerdo al valor que le da la persona en esos momentos, es el sentimiento que generará, tal vez para otros no tenga importancia, pero la persona que vive el momento o experimenta la sensación es la que le asigna un valor y surge la emoción.

Una de las estrategias que tiene un gran impacto en el aula de segundas lenguas, son las actividades lúdicas con un fin pedagógico. “Las estrategias lúdicas constituyen un aliado poderoso para fomentar el aprendizaje de carácter significativo” (Candela y Benavides, 2020, p. 78), de manera que lo lúdico de la vida cotidiana, se transfiere a las aulas, generando una serie de emociones donde el gozo y la alegría permiten un aprendizaje de forma natural. Lo más importante de la actividad lúdica es, “que propicia el desarrollo de las aptitudes, las relaciones y el sentido del humor en las personas y predispone la atención de la persona en motivación para su aprendizaje” (Candela y Benavides, 2020, p. 78). Lo lúdico, como estrategia didáctica permite que los alumnos se involucren con entusiasmo en las actividades planeadas y que su inteligencia emocional se vea alimentada por emociones que tienen un impacto en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Se entiende la estrategia didáctica como “un conjunto de acciones que se proyectan y se ponen en marcha de forma ordenada para alcanzar un determinado propósito” (Tobón, 2010, CITADO en Jiménez y Robles, 2016). Por lo que lo lúdico se contempla como una estrategia didáctica.

Las emociones en el aprendizaje del inglés como segunda lengua

Se ha hablado en líneas anteriores de los factores o elementos externos que impacta en los procesos de enseñanza aprendizaje en el aula, como la planeación, los objetivos, las estrategias, entre otros. Del mismo modo, existen también factores o elementos internos o asociados a los alumnos que interfieren en los procesos de aprendizaje de los mismos. Todo proceso de aprendizaje por parte de los alumnos requiere de esfuerzo, motivación, entrega y sobre todo constancia, más en el caso de una segunda lengua. Los factores o elementos antes mencionados se encuentran íntimamente ligados a la inteligencia emocional, pues cada uno de ellos desata emociones y sentimientos, muchas veces positivos y otras tantas negativos.

A su vez, la motivación y las acciones que la generan, son direccionadas por las emociones, las cuales ayudan a darle significado a la actividad. Por tal motivo, es importante el incluir actividades lúdicas, para que los estudiantes puedan encontrar la motivación a través de este tipo de estrategias y en la emoción del momento aprender de forma natural, y no bajo la presión de una clase convencional. Por supuesto que dentro del aula no todo puede generar emociones positivas, también existen las emociones negativas, como el tener nerviosismo por presentar un examen, por pasar al frente del aula o la forma más común, el realizarle una pregunta a un alumno y que tenga temor de no ofrecer la respuesta correcta, el temor a equivocarse.

Cabe resaltar que “actualmente las nuevas generaciones tienen poca empatía hacia sus compañeros y en general hacia la sociedad que los rodea” (Prado, 2023, p. 178). Muchos son los motivos por los que las nuevas generaciones tienen este tipo de conductas, entre ellas está la globalización que arrastra consigo problemas de resiliencia, prontitud o satisfacción inmediata, el ser personas muy activas en redes sociales. Esta gran diferencia en las nuevas generaciones es en parte porque su inteligencia emocional no ha sido desarrollada o se ha visto interrumpida, en este caso por la pandemia. En un estudio realizado por Macías et. al. (2022), en el cual uno de sus objetivos era conocer y comprender el contexto de los jóvenes adolescentes de nivel medio superior, encontraron que los jóvenes adolescentes muestran preocupación por su estado emocional, la necesidad de auto conocerse y la capacidad de expresar sus emociones y sentimientos de forma correcta dentro de su entorno.

La tensión de la vida académica universitaria como estudiantes constituye una gran fuente de ansiedad, generando altos niveles de estrés que pueden provocar desequilibrios emocionales que pueden llegar a provocar afecciones de nivel psicológico y por supuesto, repercusiones en su salud mental que afectará a la larga la salud en lo físico, social y mental. (Alegría y Sánchez, 2020, p. 20).

Por consiguiente, la vida académica de estudiante, los efectos de la pandemia, los contextos personales de cada estudiante, aunado a la presión de la sociedad, está generando una vida de tensión y estrés en los jóvenes, que repercute en una existencia que debe de seguir, la ideología de una sociedad, sin tomar en cuenta, cual es el deseo, las emociones y hacia dónde quieren dirigirse los jóvenes.

Pero, ¿cuál es el impacto de la inteligencia emocional de los alumnos en el aula de enseñanza de una segunda lengua? Una pregunta fácil de responder, pero complicada de llevar a cabo la solución idónea. Esto debido a dentro del aula cada alumno es una historia de vida, con contextos sociales, económicos, políticos y religiosos que lo redirigen hacia un estado de ánimo en particular, con ciertas emociones en particular. Y cuando estas emociones van en torno a situaciones negativas, el proceso cognitivo de aprendizaje se ve interrumpido. El aprender una segunda lengua requiere de motivación intrínseca que le permita al alumno comprometerse con su proceso de formación, al rondar estas emociones negativas, no existe el estímulo necesario para que exista un compromiso por parte del alumno, por lo tanto, el aprendizaje se ve interrumpido.

Un espacio que es perfecto para incluir un abanico grande de actividades didácticas para que fluya la clase, es el aula de segundas lenguas; en el caso particular de este artículo, es el aula de inglés, donde el incluir actividades lúdicas, como parte de las estrategias didácticas, para que la clase fluya y se puedan lograr los objetivos planteados al inicio del curso. Como docente en la enseñanza del inglés como segunda lengua, surge la duda de cuáles eran las emociones que sentían los estudiantes al pensar que su siguiente materia es la clase de inglés. ¿Cuáles son esas emociones que las embargan, eran positivas o negativas, existía entusiasmo por la clase o es la obligatoriedad del curso para cubrir el plan curricular del programa educativo?

Precisamente, este trabajo parte de estas grandes interrogantes, ya que cuando se percibe estrés en los estudiantes, como docente, se debe de tratar explorar que factores o situaciones se viven en el aula que afecten los procesos de enseñanza aprendizaje en el aula.

Estrategias didácticas para el tratamiento de la inteligencia emocional en el aprendizaje del inglés como segunda lengua

En un programa de licenciatura, en el que la materia de inglés es del núcleo básico del plan curricular, en el cual se pretende que los alumnos alcancen un nivel A3, de acuerdo al Marco Común Europeo de Referencia de las Lenguas, requiere de un abanico de diferentes estrategias para lograr el objetivo al concluir los 3 semestres del idioma inglés. Este grupo en particular en el que se basa esta investigación está conformado por alumnos que tienen un nivel un nivel básico A1 y un intermedio avanzado B2. Lograr un avance significativo y, sobre todo, que exista la empatía, el apoyo entre ellas y una conexión emocional que las integre como grupo, requiere de estrategias didácticas que ayude a mejorar el ambiente emocional en el aula.

Para el docente y el programa educativo, es importante lograr los objetivos que se presentan en el programa al inicio de semestre, pero también es importante las emociones en los alumnos. No se pretende hablar de lo que significa la inteligencia emocional o de cómo desarrollarla en el aula, pero en el afán de lograr avanzar en el programa y que no todo debe ser actividad o estrategia educativa formal, se decidió incluir actividades lúdicas que no les generaran estrés a las alumnas. “Enseñar es una tarea de mediación, de ser un puente entre los contenidos y los estudiantes” (Nieves, Ortega y Muñoz, 2023, p. 47), por tal motivo la tarea de enseñar del docente, debe de darse de forma natural, y qué mejor que utilizar estrategias didácticas como el juego para lograr los objetivos de la materia y poder lograr esa mediación entre los contenidos y los estudiantes.

Pero ¿cómo lograr en un grupo con diferentes niveles un ambiente sano? Teniendo en cuenta las emociones que expresaron los estudiantes, dio cuenta de que la tarea era cambiar un poco la dinámica del grupo, llevando a cabo diferentes estrategias, la primera estrategia didáctica que se empleó es el trabajo colaborativo y surge de la idea de incluir a los alumnos de niveles de lengua inglesa más avanzados con sus compañeros para que los guiaran y algunas veces que entre ellos mismos se explicaran las dudas. Es importante que los alumnos más avanzados apoyen a sus compañeros menos avanzados, porque esto invita a la camaradería, a la amistas y a un trabajo colaborativo entre pares; porque las alumnas menos avanzadas tienen la confianza de preguntar a sus compañeras y no directamente a la maestra, esto permite una integración y un nivel de confianza muy importante. Esto genera un ambiente de emociones de empatía, de confianza y de tranquilidad, en la que el estrés por aprender se deja de lado. Pues al llevar a cabo una estrategia como lo es el trabajo colaborativo, les permite resolver las dudas entre pares de estudiantes, les genera confianza y parte de estas actividades es ayudarles a seguir desarrollando su inteligencia emocional.

Una segunda estrategia didáctica es la sensibilización entre los integrantes del grupo y el docente, esta consiste en llegar al aula y preguntarles cómo están, cómo se sienten, qué tal ha ido su día, cómo van en sus materias, es decir, saber que estás interesada en ellas, en lo que sienten, en lo que han vivido a lo largo de su día o semana, resolver dudas. Esto permite en primer lugar, lograr un ambiente de serenidad en el aula. En segundo lugar, haces ver a tus alumnos que te importa como su maestra como se sienten, cómo ha ido su jornada de clases y, por último, crear un lazo de confianza y compañerismo que permitirá que como docente logres alcanzar tus objetivos. Aunado a lo anterior, el Modelo Educativo Universitario de la Universidad Autónoma de Querétaro, sugiere ambientes de enseñanza aprendizaje en los que reine la armonía, el compañerismo y, ante todo “una educación humanista, la cual debe ser una forma de ser, y la mejor manera de llevar a la práctica generar ambientes donde existan los valores para una mejora continua de la educación” (UAQ, 2018, p. 4).

Una tercera estrategia didáctica es lo lúdico o el juego, la cual es de suma importancia en la clase de inglés como segunda lengua. El juego como procedimiento específico lleva a alcanzar el propósito de lo lúdico que es hacer emanar la diversión, placer y alegría (Díaz, 2006), pero a la vez, el objetivo de la clase, y no sólo el objetivo académico sino también el objetivo de la actividad lúdica, la unificación del grupo, la diversión y, sobre todo, el aprendizaje dentro del aula.

En relación a la primera intervención utilizando la estrategia didáctica de intervención, se realizó una serie de preguntas en las que se les cuestionó el cómo se sentían antes de iniciar la clase. El grupo respondió de diversas formas, algunas de ellas expresaron que sentían ansiedad por la clase de inglés. Esta ansiedad se reflejaba de manera física, con un vacío en el pecho, al surgir la duda si podrían resolver las actividades o ejercicios que se trabajan en el aula. Otras decían que nervios y anticipación, por lograr los objetivos de la materia y sobre todo, lograr concluirla de manera satisfactoria con una calificación aprobatoria.

De acuerdo a la rueda de las dimensiones de Plutchik (2001), se consideran seis emociones básicas, tales como la admiración, el miedo, el asombro, la pena, el odio, la furia, la vigilancia y el éxtasis, que son las emociones básicas de las que se desprenden las demás. Por ejemplo, en el caso de la ansiedad, los nervios y la anticipación se desprenden de la vigilancia. Esta propuesta de Plutchik (2001), sugiere que después de todo, “las emociones es un tipo de proceso homeostático en el cual la conducta media el progreso hacia un equilibrio de las emociones" (p. 348). Al desarrollar el ser humano su inteligencia emocional, le permite reconocer que tipo de emoción está sintiendo y esto le permite poder gestionar sus emociones para lograr el equilibrio, tanto en sus emociones, así como en los efectos de estas emociones en lo físico.

La importancia de tener una inteligencia emocional desarrollada o en un nivel de madurez permite que el ser humano en primer lugar reconozca esa emoción; segundo, al reconocer la emoción, tratar de darle una respuesta o solución que le permita gestionarla y, en tercer lugar, gestionando la emoción se logra llegar a ese equilibrio que permite que siga avanzando y no quedarse estancado en la emoción que le genera estrés, nervios y ansiedad. La importancia del reconocimiento, gestión y adaptación de las emociones conlleva a una habilidad de sentir y expresar las emociones de forma apropiada que permite alcanzar los objetivos, no sólo en el aula, sino en la vida cotidiana de los estudiantes, dando solución a las diferentes situaciones que se le presenten.

Las actividades lúdicas, como estrategias didácticas que se llevaron a cabo dentro del aula de inglés como segunda lengua fueron dos juegos mexicanos tradicionales, que se adaptaron a la clase de inglés. La primera actividad lúdica que se utilizó en el aula fue la lotería mexicana, en la cual se elaboraron tablas de lotería de 16 imágenes de forma aleatoria y la baraja contenía los nombres en inglés, con la finalidad de ampliar el vocabulario de las alumnas. En esta actividad en específico, el juego de lotería fue elaborado por las alumnas y la maestra, y el cual tuvo una muy buena aceptación en el grupo, pues no sólo jugaron, sino que se involucraron en la elaboración del material. Esto permitió que las alumnas tuvieran una apertura al gozo, a la diversión, a la creatividad y, sobre todo al aprendizaje. Las reglas de la lotería fueron simples, cada alumna que ganaba recibía una pequeña recompensa, un dulce, esto las motivaba a poner atención en la pronunciación de las palabras y poderlas ubicar en sus tablas.

El segundo juego que se utilizó como actividad lúdica fue le juego de las serpientes y escaleras. Las reglas fueron, por cada vez que se tiraban los dados en la primera vuelta se tenía que decir un verbo en infinitivo y su significado en español, en el caso de la segunda vuelta, tenían que decir un sustantivo y su significado en español. Si les tocaba escalera, se ganaban un dulce, y si les tocaba serpiente y tenían que descender, se les pedía que dijeran tres verbos en infinitivo y su significado; si no podían decir los verbos, por cada uno que no dijeran, perdían un turno en el juego. Y la que llegara al final de la tabla del juego, es decir, a la casilla cien, tenía el derecho a escoger cinco dulces. En la tercera vuelta, por cada vez que tiraban los dados, tenían que decir una frase sencilla, que incluyera un pronombre, un sustantivo y un adjetivo.

En ambas actividades lúdicas las alumnas mostraron gusto, alegría, optimismo, confianza y asombro, pues la actividad las invitaba a recordar el vocabulario que se manejó durante las diferentes clases. También les ayudó a reconocer la diferencia entre verbos, sustantivos y adjetivos. Este tipo de actividades con un fin pedagógico, son de suma importancia en el aula de segunda lengua, pues genera integración del grupo, dinamismo y, sobre todo una gestión de las emociones, pero lo más importante, genera la confianza en las alumnas, al ser conscientes que si han aprendido a lo largo del curso. Claro, no en todas las clases se incluyen actividades lúdicas, pero debe ser una constante dentro del aula. Es necesario resaltar que la inteligencia emocional (IE) es el uso inteligente de las emociones: hacer que, intencionalmente, las emociones trabajen para nosotros, utilizándolas de manera que nos ayuden a guiar la conducta y los procesos de pensamiento, a fin de alcanzar el bienestar personal (Vivas, Gallego y González, 2007), y eso es lo que logra lo lúdico en el aula, ayuda a que los estudiantes alcances los objetivos, metas y conocimientos planteados en el programa por el docente, pero también una motivación intrínseca que será parte del motor de las emociones al cumplir sus metas.

CONCLUSIONES

A manera de conclusión, la inteligencia emocional en estudiantes de inglés como segunda lengua deben de ser tomada en cuenta, ya que esta ayuda a dirigir el avance de los estudiantes y también verla como la motivación intrínseca necesaria para lograr los objetivos. En relación a las tres estrategias didácticas empleadas en el aula, se deduce que cada una de ellas juega un papel importante en el aula de segundas lenguas. El trabajo colaborativo como estrategia didáctica cumple el cometido de integrar al grupo de manera ordenada, pero con buenos resultados, ya que permite el trabajo entre pares o estudiantes y el alumno no se siente expuesto al grupo al preguntarle a un compañero las dudas que tenga.

En segundo lugar, la sensibilización como segunda estrategia didáctica, permite al docente reconocer cuáles son esas áreas de oportunidad que se pueden mejorar, y sobre todo, reconocer cómo la inteligencia emocional impacta en los procesos de enseñanza aprendizaje en los alumnos. Esta estrategia en particular, permite al docente reconocer las emociones que experimentan y cómo estas pueden convertirse en el combustible necesario para lograr los objetivos dentro del aula. A través de una buena gestión de las emociones dirigidas por las diferentes estrategias didácticas se puede llegar a obtener un gran avance en los estudiantes.

En tercer lugar, las actividades lúdicas como estrategias didácticas, permiten momentos de gozo, diversión y aprendizaje, sin el estrés constante de los que significa el aprendizaje de una segunda lengua, en el caso de esta investigación el inglés. Aún en las alumnas avanzadas, una clase de segunda lengua genera estrés o nerviosismo, por tal motivo, es necesario incluir este tipo de actividades para generar interés y aprendizaje en el grupo. De manera que el emplear estrategias didácticas en el aula, como son el trabajo colaborativo, la sensibilización del grupo y las actividades lúdicas, son excelentes herramientas para integrar al grupo, para lograr los objetivos y, sobre todo, para lograr un aprendizaje de forma natural.

Tomando en cuenta las líneas anteriores, en cada una de las estrategias didácticas mencionadas, la inteligencia emocional interviene en cada una de ellas. Por tal motivo, se puede concluir que la inteligencia emocional se puede desarrollar dentro del aula de inglés como segunda lengua, a través de las emociones que se generan con las diferentes actividades lúdicas llevadas a cabo dentro del aula. La inteligencia emocional es un alumno más presente en el aula, pero como docentes, tenemos que saber leer, qué emoción o emociones expresa al momento de comenzar a trabajar en el grupo, y es éstas son el motor de cada ser humano para lograr sus objetivos.

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