Los rasgos de identidad social personal en el desarrollo emocional de la primera infancia                                                                                                  

Personal social identity traits in early childhood emotional development


Yamila Cáceres Suárez, caceresyamcila50@gmail.com

Universidad de Artemisa “Julio Díaz González”, Cuba

 https://orcid.org/0000-0001-5603-4849

Marisela Duarte Vicente, mdvicente@uclv.cu

Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas; Santa Clara, Villa Clara, Cuba

 https://orcid.org/0000-0002-5657-157X

Zoraida Benavides Perera, zoraidabp@ucpejv.edu.cu

Universidad de Ciencias Pedagógicas “Enrique José Varona”. Cuba

 https://orcid.org/0000-0003-0239-6216

DOI: 10.5281/zenodo.13623316


Palabras clave

Desarrollo emocional
Proceso
Identidad
Social
Personal
Infancia


Resumen: Uno de los principales cambios que se suscitan en el marco del III Perfeccionamiento del Sistema educativo cubano, específicamente en el currículo de la primera infancia, consiste en la estructuración de objetivos y contenidos en Dimensiones de Educación y Desarrollo; una de las cuales esta direccionada al desarrollo social personal del niño. La dimensión de Educación y Desarrollo Social Personal está organizada en cuatro procesos, uno de ellos es la formación de rasgos de identidad. Su reciente implementación requiere de estudios para profundizar en la naturaleza de este proceso y su configuración en el desarrollo del niño de estas edades. Debido a ello esta investigación propone un proceder metodológico que posibilita la evaluación de este proceso, el cual está compuesto por cuatro pasos que a su vez constituyen indicadores, cuyos resultados se expresan como logrado, en proceso y no logrado, con sus respectivos descriptores de medida.

 


Keywords

Emotional development
Process
Identity
Social
Personal
Childhood


Abstract: One of the main changes that arise within the framework of the III Improvement of the Cuban Educational System, specifically in the early childhood curriculum, consists of the structuring of objectives and contents in Dimensions of Education and Development; one of which is aimed at the personal social development of the child. The dimension of Education and Personal Social Development is organized into four processes, one of which is the formation of identity traits. His recent implementation requires studies to delve into the nature of this process and its configuration in the development of children of this age. Because of this, this research proposes a methodological procedure that enables the evaluation of this process. It is composed of four steps that in turn constitute indicators, the results of which are expressed as achieved, in process and not achieved, with their respective measurement descriptors.

 


 

 

 

Cómo citar:

Cáceres, Y., Duarte, M. y Benavides, Z. (2024). Los rasgos de identidad social personal en el desarrollo emocional de la primera infancia Revista Varela, 24(69), 187-195.

Recibido: mayo de 2024, Aceptado: julio de 2024, Publicado: 1 de septiembre de 2024


Introducción

La educación y el desarrollo de las niñas y niños de la primera infancia constituyen una preocupación cada vez mayor para la humanidad; por ello se convierten en objeto de análisis y acuerdos en espacios políticos, económicos y sociales de organizaciones y organismos internacionales y nacionales.

Tanto es así que la Asamblea General de las Naciones Unidas incluye entre los temas prioritarios para la región de América Latina y el Caribe el compromiso de asegurar que todas las niñas y niños tengan acceso a servicios de atención y desarrollo en la primera infancia con calidad, a fin de que estén preparados para la educación primaria, propósito que fue ratificado por 193 países en la Agenda 2030 y los objetivos de desarrollo sostenibles aprobados en septiembre de 2015 (ONU, 2015).

Cuba por su parte ha legislado, en la Constitución de la República, la responsabilidad del Estado, la sociedad y las familias de brindar especial protección a las niñas, niños y adolescentes, y garantizar su desarrollo armónico e integral, para lo cual tienen en cuenta su interés superior en las decisiones y actos que les conciernan.

En el marco del III Perfeccionamiento del sistema educativo cubano, una de las principales transformaciones que se suscita en el currículo de la primera infancia es la organización estructural de sus contenidos en Dimensiones de Educación y Desarrollo, una de las cuales es la Dimensión de Educación y Desarrollo Social Personal (MINED, 2022).

Mediante la Dimensión de Educación y Desarrollo Social Personal el niño expresa las adquisiciones obtenidas en las restantes esferas de su desarrollo, al mismo tiempo que esta se nutre de lo que las demás le aportan, lo que significa que en esta dimensión se integra y expresa todo el desarrollo del niño; mediante ella se revela como un ser único e irrepetible, como una unidad biopsicosocial. Esta dimensión se estructura en cuatro procesos la formación de hábitos culturales, la formación de cualidades morales, la adaptación del niño al entorno y la formación de rasgos de identidad social personal. Precisamente este trabajo se enfoca el último aspecto mencionado.

La configuración de la identidad

La identidad se configura durante la niñez y en ella influyen las experiencias adquiridas durante el establecimiento de las relaciones interpersonales, es decir, sus relaciones sociales. 

Un estudio acerca de la identidad desde las diferentes ciencias ha permitido dilucidar que la filosofía la reconoce como una categoría que expresa la igualdad, lo idéntico del fenómeno en sí mismo, al mismo tiempo que considera los cambios, o sea una identidad del sujeto consigo mismo, que no excluye sus cambios y las contradicciones que en él existen. Es una manera peculiar de reflejar lo común y lo particular mediado por un proceso de apropiación. 

Según se plantea en el Diccionario de Psicología (Galimberti, 2002) la identidad es un mecanismo psicológico que tiene su principio, no en una entidad sustancial que sería el “yo”, sino en la relación que establece la memoria entre las impresiones continuamente cambiantes y entre el presente y el pasado.

Desde el punto de vista pedagógico, la identidad consiste en la imagen o representación que el niño tiene de sí mismo; de sus características personales y de la valoración tanto positiva como negativa de esas características. Esta identidad se configura durante la niñez y en ella influyen de manera relevante las experiencias de relación interpersonal en que participan. Esta representación abarca varios aspectos, entre los que se destacan: la representación de la propia imagen corporal, la percepción de sus características y capacidades en el plano físico, la representación del género masculino o femenino, la percepción de su contexto personal (DLAE, 2003).

La identidad consiste en la imagen o representación que el niño tiene de sí mismo, de sus características personales, la percepción de sus habilidades para desenvolverse en su entorno y de la valoración tanto positiva como negativa de esas características. 

Generalmente la identidad es asociada a aspectos más personales como los abordados anteriormente; sin embargo, también está relacionada con aspectos sociales, pues no solo se manifiesta en la imagen que el niño tiene de sí mismo, sino también de la representación y pertenencia que posee acerca del lugar y del grupo social al que pertenece. 

Cuando se habla de identidad en la nación cubana hay que entenderla también como parte integrante del componente axiológico; por lo tanto, la actitud de responsabilidad que asumen los ciudadanos frente a su propia historia para esclarecer y divulgar todo lo que ha formado parte de ella. La capacidad de discernir entre aquello que se debe defender y aquello contra lo que se debe luchar es lo que demuestra la necesidad de su tratamiento por parte de los diferentes agentes educativos, pues constituyen elementos en el proceso de construcción del ser social e individual. Al respecto Torres (2016), enfatiza que nuestra historia es raíz, conocimiento de lo que fuimos, para entender lo que somos y poder llegar a ser lo que queremos y necesitamos ser.

La identidad se manifiesta en todo aquello que permite al niño identificarse con su familia, con su comunidad y con su país, sus costumbres, sus tradiciones; es por ello que cuando se habla de identidad se deben tener en cuenta tanto la identidad social como la personal; ambas comienzan a formarse desde las primeras edades y conforman una unidad dialéctica, o sea, se manifiestan como un proceso único, concatenado y ascendente en el desarrollo del niño, en el que expresa las características y atributos de la sociedad en la que se desarrolla; sin embargo, para una mejor comprensión de las esencias que contiene cada uno de ellos se analizarán de manera independiente. 

La identidad personal se refiere al concepto que cada individuo tiene de sí mismo; se construye en función de lo que cada persona percibe, sabe y tiene conciencia de que es y de lo que la distingue del resto de los seres humanos. Esta determina el carácter, las actitudes y los intereses de la persona; moldea su comportamiento y va definiendo ciertos aspectos de su vida, en consonancia con su participación en la vida social y su afinidad con determinados grupos sociales. En líneas generales, la identidad personal configura la personalidad del individuo. 

Los primeros rasgos de la identidad personal comienzan a formarse desde los primeros momentos de la vida del niño, cuando adquiere conciencia de sí mismo. Esta adquisición se da primero en el plano externo, o sea, el niño comienza a distinguir los objetos y sus propiedades, así como a las personas, antes de reconocerse a sí mismo. En el momento en que comienzan a utilizar las manos para agarrar los objetos, comienzan también a reconocerlas, luego observan sus pies, hasta que llegan a explorar distintas partes de su cuerpo. 

El reconocimiento del cuerpo no abarca toda la identidad personal del niño, aunque constituye un primer momento esencial para lograr todo este proceso. En tal sentido, Domínguez (2004) refiere que “la sensación del cuerpo propio es un ancla para el sentido de sí mismo, aunque no es todo el sí mismo” (p.35). De esta forma se inicia el proceso mediante el cual el niño adquiere la conciencia de que existe independientemente de los objetos y de las personas que los rodean. Según plantea el autor antes mencionado, es posible que hacia los quince meses de nacido el niño lo haya logrado. Este constituye uno de los momentos más importantes en el desarrollo infantil.

Al mismo tiempo ocurre la formación de sentimientos desde las primeras edades, en que el niño no distingue los sentimientos que surgen en él, los deseos, motivados por causas externas. Es un momento de intensa actividad, su estado interior varía constantemente por lo que solo percibe a las personas y objetos hacia los que están dirigidas sus acciones y deseos; no logra darse cuenta de que las personas continúan siendo las mismas al realizar diferentes acciones en situaciones diferentes.  Por tanto, le resulta aún más complicado comprender que él mismo es un ser diferente de los demás y que es también origen de las más diversas acciones. Se percata de la relación para consigo mismo mediante los adultos que lo rodean. 

La adquisición del lenguaje constituye un factor psicológico esencial en la formación de rasgos de identidad personal, pues cuando el niño puede comunicarse, puede relacionar todo aquello que le rodea-dígase objetos o personas- consigo mismo. Este es el caso de su nombre, que, al escucharlo en reiteradas ocasiones, en momentos diferentes y al realizar diferentes acciones, esto le permite verse como punto de referencia diferente a todo aquello que le rodea.

El nombre es el elemento más importante para la fijación de la identidad en la vida; es el control, el símbolo del ser. En ello radica la importancia de llamar al bebé por su nombre desde los primeros días de nacido y de relacionar todas las partes de su cuerpo con este. 

Inicialmente los niños se nombran a sí mismos en tercera persona y con frecuencia conversan consigo mismos como si se tratara de otra persona. Se disgustan, se ponen de acuerdo y se agradecen. Esta fusión e integración con el resto de las personas que ellos experimentan se manifiesta con frecuencia en sus formas de expresarse. 

El momento inicial en la formación de la identidad personal resulta muy confuso para el niño, quien aún no puede darse cuenta de sus necesidades o sensaciones; experimentan emociones que no son suyas; no logran diferenciar entre los sueños y la realidad.

Al respecto, Domínguez (2004) asevera: “conjuntamente con el surgimiento de los primeros rasgos de identidad personal se va formando otra importante formación psicológica para el desarrollo de la personalidad; se trata de la autoestima o estima de sí mismo” (p.44). Esta afirmación permite valorar la importancia que tiene para el posterior desarrollo de la personalidad del ser humano la formación de la identidad personal, cuyas premisas dependen en gran medida del proceso educativo que se desarrolle desde las más tempranas edades, en los que se apropia mediante la imitación de las acciones de los otros de la experiencia social que les transmiten.

La formación de rasgos de identidad social personal

El análisis de lo planteado en la literatura científica consultada sobre el tema permitió a la autora elaborar la definición operacional de formación de rasgos de identidad social personal como el proceso pedagógico dirigido a formar en los niños y las niñas de la infancia preescolar las nociones y actitudes identitarias que les permitan reconocerse como seres humanos, miembros de una familia, perteneciente a un género, independientemente de su sexo; y que como expresión de la apropiación personal del sistema de influencias sociales recibidas y de sus vivencias, manifieste las razones de reconocerse a sí mismos como cubanos (Cáceres, 2022).

La propuesta se estructura en tres momentos en los que se expone el proceder metodológico que debe seguir el educador para la realización del proceso de evaluación.

Primer momento: planificación y organización

¿Qué evaluar? El educador evalúa la formación de rasgos de identidad social personal del niño, expresado en los pasos metodológicos que lo estructuran, teniendo en cuenta las necesidades e intereses de los niños y las características de la edad.

¿Cómo evaluar?

Ø  Determinar y organizar los pasos metodológicos y las condiciones para la ejecución del proceso de formación de rasgos de identidad social personal del niño.

Durante el proceso de evaluación el niño aportará los elementos necesarios para que el educador determine en qué momento del proceso se encuentra su desarrollo, mediante la autoevaluación, cuando analiza lo que ha hecho, cómo le ha quedado, qué le pudo haber quedado mejor, cuando compara su trabajo con un modelo dado y expresa lo errores cometidos.

Ø Determinar en qué momento del proceso se encuentra el desarrollo del niño.

Lo primero que el educador debe saber es, en qué momento del proceso de formación de rasgos de identidad social personal se encuentra cada niño, de los que serán evaluados durante la semana. Para eso tendrá en cuenta los pasos metodológicos que se establecen, los que a su vez constituyen momentos por los que transita el desarrollo del niño. Resulta necesaria la estimulación del educador de manera que pueda obtener del propio niño la información que necesita, lo que aportará a la evaluación mayor veracidad y eficacia. 

Ø Determinar los objetivos y contenidos del proceso.

Los objetivos y contenidos del Desarrollo Social Personal del niño, presentes en el currículo, tienen su salida en las restantes dimensiones. Para ello es necesario que, al planificar el proceso evaluativo, el educador sea capaz de determinar los objetivos y contenidos del proceso de formación de rasgos de identidad social personal que aún presentan dificultades para su adquisición por los niños que serán evaluados. Sin embargo, la planificación no es suficiente, el educador también debe conocer los logros y dificultades que presentan los niños en las restantes proceso de esta dimensión y en las demás dimensiones para proyectar una evaluación integral.

Ø Establecer los nexos entre estos y los objetivos y contenidos de las restantes dimensiones.

Con el propósito de planificar un proceso de evaluación integral es necesario determinar cómo evaluar los objetivos del Desarrollo Social Personal, mediante la realización de las restantes dimensiones, o sea, precisar cuál será el momento más adecuado para la aplicación de determinado método o procedimiento y cómo hacerlo teniendo en cuenta la dinámica del proceso educativo y a partir de las particularidades individuales de cada niño.

Ø Determinar los métodos, procedimientos a emplear (situaciones pedagógicas, valoración y autovaloración)

El educador debe tener la capacidad de anticiparse a cada oportunidad que se pueda presentar para poner al niño ante una situación pedagógica, a partir del conocimiento que posee sobre las características y particularidades de este, lo que no niega que en determinado momento se pueda dar una circunstancia no prevista. Por ello, desde la planificación debe diseñar situaciones pedagógicas que le permitan evaluar el proceso de formación de rasgos de identidad social personal del niño.

Para ello debe proceder de la siguiente manera en el análisis de las situaciones pedagógicas:

Presentar la situación pedagógica, comprobar su comprensión por parte del niño, inducir el análisis de la problemática que se presenta, escuchar las opiniones del niño, solicitar la asunción de una posición (acuerdo o desacuerdo), argumentar su posición y definir su actuación.

Las situaciones pedagógicas se deben estructurar de manera que los niños primero desde el análisis del comportamiento de personajes ficticios de la literatura; de cuentos, canciones, poesías, audiovisuales, luego el comportamiento de los otros, primero en circunstancias irreales; dramatizaciones o escenificaciones y luego en circunstancias reales, lo que les permitirá llegar a valorar su propio comportamiento, una vez llegado este momento los niños han transitado hacia un estadio superior de su desarrollo, por tanto, están en condiciones de estimular el comportamiento de los otros.

Durante el desarrollo de las situaciones pedagógicas el educador debe prever el empleo de métodos educativos y plantear de manera cuidadosa interrogantes que lleven al niño a autoevaluarse, de la manera más acertada posible.

Ø  Seleccionar o diseñar los medios didácticos y materiales que se emplearán (fotos, láminas, imágenes del cuaderno de lectura, audiovisuales y juguetes) en las que se muestren situaciones referidas a los diferentes momentos del proceso de formación de rasgos de identidad social personal del niño.

El educador debe propiciar que los niños participen de conjunto con él en la selección y diseño de los medios didácticos y materiales que se emplearán, ya sea al traer fotos de la familia, vecinos u otros conocidos, elegir o crear láminas y juguetes, escoger imágenes del cuaderno de lectura y audiovisuales que más les gusten y en las que se muestren imágenes referidas a los diferentes momentos del proceso de formación de rasgos de identidad social personal del niño.

¿Dónde evaluar?

Ø  Organizar el espacio educativo de manera que promueva el desarrollo del niño.

La influencia del espacio es importante para el desarrollo del niño, los elementos que lo configuran, le comunican un mensaje que puede ser coherente o contradictorio con el que el educador le quiere trasmitir, de ahí que los niños deban participar de conjunto con él en la organización del espacio educativo, según sus intereses y necesidades

Para realizar el proceso de evaluación, el educador debe tener en cuenta el momento de evaluar, para ello debe saber que puede hacerlo en cualquier momento del proceso educativo, siempre que estén creadas las condiciones previas, o sea, que se hayan determinado los objetivos y contenidos (Cáceres, 2013).

Segundo momento: ejecución

El proceso de formación de rasgos de identidad social personal está presente en todos los momentos de la vida del niño y durante su formación se pone de manifiesto el desarrollo de su comunicación, estético, motricidad y su relación con el entorno, o sea, las restantes Dimensiones de Educación y Desarrollo, lo que contribuye a su Desarrollo Social Personal del niño. De ahí que sea esencial evaluar formación de rasgos de identidad social personal del niño, para que se revele de manera natural su desarrollo integral. 

Este proceso transita por diferentes pasos, como condición indispensable, el educador debe retomarlos una y otra vez, pues cada uno de ellos tiene valor en sí mismo y a su vez todos juntos contribuyen al desarrollo integral del niño de la primera infancia, no obstante, para una mejor comprensión de las esencias que contiene cada uno de ellos se analizarán de manera independiente. 

-          Reconocimiento de sí mismo como ser humano y miembro de una familia.

Los primeros rasgos de identidad se conforman cuando el educador propicio que el niño identifique externamente su imagen representada en un espejo, foto o video, su nombre, sus rasgos físicos y sus pertenencias, lo que le permite ir interiorizando poco a poco quién es y cómo es, de esta forma comienza a verse como un ser humano independiente y a actuar como tal.

El educador aplicará situaciones pedagógicas en las que el niño tenga que identificar aquellos rasgos que particularizan a su familia y esto le permite ocupar paulatinamente un lugar en la sociedad que vive, a partir de una configuración que ya es personal pero que encuentra sus bases en el grupo primario en que se da su proceso de formación inicial, la familia, esta le proporciona sus primeras experiencias. El educador también indagará acerca de aquellas actividades que los niños prefieren realizar, mediante la observación y realizándoles preguntas a las familias y a los propios niños, con el propósito de ir más allá de lo que comúnmente se puede percibir en la institución.

Entre las actividades que el educador puede desarrollar de conjunto con el niño se encuentran traer fotos que los representen desde que eran muy pequeños hasta la actualidad, la participación en juegos que lleven al niño a conocerse mejor a sí mismo como ser humano y miembro de una familia, así como el relato de anécdotas acerca de algunas actividades en las que hayan participado con su familia.

-          Reconocimiento de sí mismo como niña o niño y las cualidades que lo caracterizan.

El reconocimiento del género ocurre cuando comienzan a darse cuenta de sus características personales y de las similitudes y diferencias que posee con respecto a los demás, sin que medie ningún tipo de tabú, ni estereotipos, todo lo cual sucede mediante las relaciones sociales que él establece con aquellos que le rodean y las experiencias que le aporta su entorno más cercano.

El educador mediante las situaciones pedagógicas contribuye a la formación de rasgos de identidad cuando promueve que el niño sea consciente de sus necesidades, de esta manera surgen nuevos intereses, sus acciones varían, reconoce sus pertenencias, selecciona aquello que le agrada o rechaza lo que no le agrada, todo lo cual lo va particularizando con respecto a los demás. Entre las actividades que el educador puede desarrollar con el niño se encuentran la realización de juegos donde los niños reconozcan las cualidades que lo caracterizan, así como la realización de autovaloraciones acerca de las cualidades que lo caracterizan

-          Identificación de la comunidad donde vive.

En la medida que el niño crece su percepción de todo aquello que le rodea crece también, él se identifica con su barrio, luego otros lugares cercanos, de esta forma la representación del lugar al cual pertenece se va perfeccionando, de ahí que al final de la primera infancia no solo es capaz de nombrar el lugar más cercano en el que vive, o sea su comunidad, dígase reparto, consejo, municipio, sino también identificar las características que tipifican esa comunidad, así comienza a formarse su identidad social.

Que el niño aprenda a amar el lugar en el que vive es fundamental para la formación de rasgos de identidad, en tal sentido el educador aplicará situaciones pedagógicas para estimular sus sentimientos de pertenencia a este un lugar. Para ello debe promover la necesidad de conocer el nombre de la comunidad, cómo la identifican, anécdotas sobre su surgimiento, el significado de algunos de sus monumentos, los lugares más significativos.

Entre las actividades que el educador puede desarrollar de conjunto con el niño se encuentran; la toma de fotos de los lugares que más les gustan de su comunidad, para conversar posteriormente acerca del tema, la limpieza de tarjas de la comunidad, la realización de juegos donde los niños digan lo que identifica a la comunidad donde viven, así como la confección de medios didácticos y materiales que necesita para embellecer la comunidad donde viven, todo esto con el apoyo de otros agentes educativos.

-          Reconocimiento de sí mismo como cubano.

Llegado este paso el niño ya posee determinado sentimiento de pertenencia a un lugar específico, en este caso a su comunidad, en este proceso él sabe que existe una identidad mayor que es al país al que pertenece o sea ya se han formado las bases para que comience a reconocerse como cubano.

En este reconocimiento existen un grupo de elementos que el educador ha puesto a su disposición y que les permiten comprender lo que significa ser cubano: cuando nombra a Cuba y la reconoce como su patria, cuando visualiza su representación gráfica y la compara con la forma de un caimán, cuando ve que en ella prevalece el color verde por su amplia vegetación, cuando reconoce sus símbolos patrios y poco a poco se apropia de lo que significan cada una de sus partes, al igual que sus atributos nacionales.

De conjunto con lo anterior el educador aplicará situaciones pedagógicas en las que los niños lleguen a nombrar las cualidades y características que poseen los cubanos y ver que ello forma parte de ellos mismos y de aquellos que le rodean, lo que fomenta sentimientos de orgullo y la satisfacción de saberse cubano. Entre las actividades que el educador puede desarrollar con el niño se encuentran la realización de actividades prácticas mediante el cuaderno de lectura de imágenes, así como juegos donde los niños reconozcan aquello que los caracteriza como cubanos.

Tercer momento: control y evaluación 

El control y la evaluación le permiten al educador retroalimentarse de la autovaloración que hace el niño y de la utilidad de los métodos que ha empleado, especialmente de las situaciones pedagógicas. Esto facilita la obtención de evidencias acerca de lo que el niño es capaz de hacer por sí solo o con ayuda de otros, planificar las acciones para que transite a un estadio superior y así determinar si ha existido un movimiento favorable o no en su desarrollo.

Resultados y discusión

Para valorar la formación de rasgos de identidad social personal del niño se determinaron cuatro indicadores, cuyos resultados se expresan como logrado, en proceso y no logrado, con sus respectivos descriptores de medida (ver tabla 1).

Tabla 1

Indicadores en la formación de rasgos de identidad Social Personal

Formación de rasgos de identidad Social Personal

Indicadores

Logrado

En proceso

No logrado

Reconocimiento de sí mismo como ser humano y miembro de una familia.

 

 

 

Identifica su imagen en un espejo, foto o video, responde por su nombre, lo verbaliza, reconoce sus rasgos físicos y sus pertenencias, es capaz de expresar quiénes son sus padres y las demás personas que conviven con él, así como otros miembros de su familia con grado de consanguinidad.

 

Identifica su imagen en un espejo, foto o video, pero en algún momento puede confundirse, responde por su nombre, lo verbaliza, reconoce algunos de sus rasgos físicos y sus pertenencias, es capaz de expresar quiénes son sus      padres              y las demás personas que conviven con él, pero no habla de otros miembros de su familia con grado de consanguinidad.

No identifica su imagen en un espejo, foto o video, puede o no responder por su nombre y/o verbalizarlo, no reconoce sus rasgos físicos y sus pertenencias, puede o no expresar quiénes son sus padres, pero no habla de las demás personas que conviven con él, ni de otros miembros de su familia con grado de consanguinidad.

Reconocimiento de sí mismo como niña o niño y las cualidades que lo caracterizan.

Reconoce su género (niña o niño) independiente-mente de su sexo (femenino o masculino) y lo manifiesta mediante sus acciones, (lúdicas y reales) al seleccionar sus pertenencias y al interactuar con su entorno; además, es capaz de mencionar las cualidades que lo caracterizan: bueno, justo, responsable, respetuoso, inquieto/tranquilo, laborioso/perezoso.   

Reconoce su género independientemente de su sexo; sin embargo, aún no precisa las acciones en correspondencia con este y lo relaciona más con el sexo, lo que se manifiesta mediante sus acciones, al seleccionar sus pertenencias y al interactuar con su entorno; además, solo es capaz de mencionar algunas de las cualidades que lo caracterizan.

Puede o no reconocer su género y sexo, pero no precisa las acciones que puede desarrollar en correspondencia con uno y/u otro, ni al seleccionar sus pertenencias o al interactuar con su entorno; además, no es capaz de mencionar las cualidades que lo caracterizan.

Identificación de la comunidad donde vive.

 

Nombra el reparto o el consejo en que vive y llegar a señalar el nombre del municipio, así como identificar las características de esa comunidad: bulliciosa/tranquila, grande/pequeña, les gusta mucho las fiestas.

 

Nombra el reparto o el consejo en que vive o llegar a señalar el nombre del municipio, así como identificar algunas características de esa comunidad.

 

No es capaz de nombrar el reparto o el consejo en que vive, ni señalar el nombre del municipio, ni identificar características de esa comunidad.

 

Reconocimiento de sí mismo como cubano.

 

Nombra a Cuba como su país de nacimiento y donde vive, reconocer sus símbolos patrios y nombrar cualidades y característica de ser cubano: solidario, amable, respetuoso, alegre, laborioso.

Nombra a Cuba como su país de nacimiento y donde vive, reconocer algunos de sus símbolos patrios y nombrar algunas de las cualidades y característica de ser cubano.

No es capaz de nombrar a Cuba como su país de nacimiento y donde vive, no reconoce sus símbolos patrios ni nombra cualidades y característica de ser cubano.

 

 

Se trabajó con 9 niños de sexto año de vida del círculo infantil “XI Festival”, para poder comparar el desarrollo alcanzado antes y después de aplicada la propuesta. En este análisis comparativo se evidencian los siguientes resultados.

Se realizó un diagnóstico inicial el que aportó que el 55% de los niños se encontraban en procesos de lograr el indicador 1, mientras que la valoración final evidenció que el 88% de los niños ya lo habían logrado. Por su parte el indicador 2, en un inicio el 77% de los niños se encontraba en proceso de lograrlo, ya al final el 88% de los niños lo cumplieron. En tanto, en el indicador 3, inicialmente el 55% de los niños se encontraba en proceso de lograrlo y una vez aplicada la propuesta el 100% ya lo había cumplido.  Mientras que en el indicador 4, antes de aplicar la propuesta el 55% de los niños no lo había logrado y después de aplicada el 88% ya lo había logrado. 

Figura 1

Evaluación de indicadores

Estos datos demuestran que la dimensión transitó de un nivel bajo a un nivel alto, lo que se evidencia en los niños en algún momento puede confundirse al identificar su imagen en un espejo, foto o video, responden por su nombre, lo verbalizan, pero solo reconoce algunos de sus rasgos físicos y sus pertenencias, son capaces de expresar quiénes son sus padres y demás personas que conviven con él, pero no hablan de otros miembros de su familia con grado de consanguinidad; reconocen su género independientemente de su sexo, sin embargo, aún no precisan las acciones en correspondencia con este y lo relacionan más con el sexo, lo que se manifiesta mediante sus acciones, al seleccionar sus pertenencias y al interactuar con su entorno; además solo son capaces de mencionar algunas de las cualidades que los caracterizan; nombran el reparto donde que viven y su municipio, e identifican las características de su comunidad, son capaces de nombrar a Cuba como su país de nacimiento y donde vive, pero solo reconocen algunos de sus símbolos patrios y nombran algunas de las cualidades y características de ser cubano.

Conclusiones

En el proceso educativo que se desarrolla en la Primera Infancia existe la necesidad de diversificar las actividades dirigidas a la evaluación del proceso de formación de rasgos de identidad social personal. De ahí que esta propuesta le facilite este accionar a las educadoras, a partir de que cuentan con un proceder metodológico que pondera las situaciones pedagógicas como un importante método para el logro de los objetivos propuestos.

La propuesta tiene en cuenta el tratamiento a cuatro aspectos esenciales para este proceso; el reconocimiento de sí mismo como ser humano y miembro de una familia, el reconocimiento de sí mismo como niña o niño y las cualidades que lo caracterizan, la identificación de la comunidad donde vive y el reconocimiento de sí mismo como cubano.

Referencias

Cáceres, Y. (2013). Requerimientos metodológicos para la organización del espacio en el proceso educativo de la primera infancia. Centro de Referencia Latinoamericano para la Educación Preescolar en Cuba.

Cáceres, Y. (2022). La evaluación del desarrollo social personal del niño de cinco a seis años. (Tesis doctoral). Instituto Central de Ciencias Pedagógicas, Cuba.

Galimberti, U. (2002).  Diccionario de psicología. Siglo veintiuno editores.

DLAE. (2003). Diccionario Latinoamericano de Educación. Caracas. Editado Universidad Central de Venezuela. 

MINED. (2022). Tercer perfeccionamiento de educación en Cuba. Editado por MINED.

Domínguez, (2004). El conocimiento de sí mismo y sus posibilidades. Pueblo y Educación.

ONU. Organización de Naciones Unidas.  (2015).  Transformar nuestro mundo:  la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.  Resolución        aprobada        por        la        Asamblea        General        el        25        de        septiembre        de        2015. https://www.undp.org/content/dam/argentina/Publications/Agenda2030/PNUDArgent-DossierODS.pd

Torres, (2016). En busca de la cubanía. Editorial Ciencias Sociales.