Revista Varela, ISSN: 1810-3413 RNPS: 2038
Vol. (20), No. (56), art (04), pp. (189-203), mayo-agosto, 2020
Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas,
Carretera a Camajuaní km 5,5. Santa Clara, Villa Clara, Cuba. CP 54830
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A PEDAGOGICAL CONCEPTION OF THE EVALUATION OF THE
LEARNING IN THE FIRST CHILDHOOD
Maryelis Rojas Hidalgo mrojas@uho.edu.cu
Profesora Auxiliar. Departamento de Educación Inicial y Primaria. Facultad de Ciencias de la
Educación. Universidad de Holguín. Cuba. ORCID: 0000-0002-9284-2357.
Carlos Ezequiel Pino Pupo pinopupoce@gmail.com
Doctor en Ciencias Pedagógicas. Profesor Titular. New Providence Classical School. Nassau,
Bahamas. ORCID 0000-0002-8260-2210.
Sonia Aurora Ponce Reyes soniap@uho.edu.cu
Doctor en Ciencias Pedagógicas. Profesor Titular. Departamento de Educación Inicial y Primaria.
Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Holguín. Cuba. ORCID 0000-0002-0649-
8634.
El artículo aborda la problemática relacionada con el proceso evaluativo de los niños de la Primera
Infancia en los Círculos Infantiles. El problema científico de la investigación estuvo relacionado
con las insuficiencias en la concepción del proceso de evaluación de los niños de la Primera
Infancia y se trazó como objetivo la elaboración de una metodología para la evaluación, basada en
una concepción pedagógica que permita realizar dicho proceso, en función de potenciar el
desarrollo integral de los infantes. Para ello, se emplearon varios métodos de investigación, tanto
teóricos, empíricos como matemático-estadísticos. Como principal resultado se aporta una
concepción de la evaluación de los niños de la Primera Infancia lo que constituirá una herramienta
necesaria para la preparación de los profesionales de la educación en ese nivel de enseñanza.
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Aprobado: 10 de abril de 2020 189
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The paper approaches the problematic one related to the evaluative process of the children of the
First Childhood. The scientific problem of the research was related to the insufficiencies in the
conception of the process of evaluation of the children of the First Childhood and the elaboration
of a methodology for the evaluation drew up like objective, cradle in a pedagogical conception
that allows to make this process, based on harnessing the integral development of the infants. For
it, several methods were used of investigation, theoretical, empirical as as much mathematic and
statistical were used. As main result is contributed a conception of the evaluation of the children
of the First Childhood which will constitute a necessary tool for the preparation of the professionals
of the education in that level of education.
Hablar de Primera Infancia en América Latina, según UNESCO (2010) tiene ciertas implicaciones,
es hacer referencia a 64,5 millones de niños y niñas, cifra que ofrece un primer panorama para
dimensionar la magnitud del esfuerzo que deben afrontar los países en su afán de alcanzar el
objetivo de garantizar condiciones de bienestar y pleno desarrollo de los niños. La definición de
Primera Infancia varía en diferentes países en dependencia de sus tradiciones locales y la forma de
organizar los ciclos de la educación y por lo general se considera como una etapa que abarca desde
la gestación hasta los seis años, dado que en la mayoría de los países la Educación Primaria
comienza a esta edad (UNESCO,2010).
En Cuba, la atención a la Primera Infancia contempla las vías institucional y no institucional, las
cuales tienen como fin el logro del máximo desarrollo integral posible de cada niño, desde el
nacimiento hasta los seis años, mediante la elaboración de un sistema de influencias pedagógicas
sistemáticamente organizadas y estructuradas, dirigidas a las distintas esferas de la personalidad
en correspondencia con las particularidades de esta edad.
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Aprobado: 10 de abril de 2020 190
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Dicho desarrollo es el resultado de un aprendizaje que se da dentro del proceso educativo, que
incluye la evaluación como uno de los aspectos de significación, al brindar la posibilidad de
diseñar, orientar y reorientar este proceso (Gómez, 2018; Ortiz, 2013). Tal es así, que una de las
líneas del perfeccionamiento del Currículo Preescolar Cubano que tiene lugar en la actualidad,
declara la evaluación como factor esencial en la educación y desarrollo de la infancia de cero a
seis años (Ríos et al., 2017).
Durante la etapa 2015-2018, una de las problemáticas detectadas por la Dirección Provincial de
Educación (DPE), en la provincia Holguín, para el caso de la Educación Preescolar en el ámbito
institucional (que se desarrolla en los Círculos Infantiles) fue la relacionada con la concepción de
la evaluación de manera integradora y diferenciada.
La Resolución Ministerial N. 238/2014 referida al Reglamento para la aplicación del sistema de
evaluación escolar incluye las características de esta en la Educación Preescolar; aborda las formas
y vías, los tipos y las indicaciones metodológicas para su concreción, pero no ofrece claridad en
cuanto a la concepción de las evaluaciones, a partir del tratamiento a las diferentes áreas del
desarrollo, los conocimientos, los hábitos, las normas de comportamiento, las habilidades y las
cualidades morales de los niños de cada año de vida (MINED, 2014).
Precisamente, este artículo presenta una concepción pedagógica de la evaluación del aprendizaje
para los Círculos Infantiles. Esta propuesta resulta una opción innovadora para la realización de la
evaluación en la Primera Infancia ya que ofrece herramientas metodológicas a las educadoras, que
les permitirán desarrollar un proceso potenciador del aprendizaje del niño.
Como resultado de la experiencia laboral e investigativa de las autoras en la Educación Preescolar
y del diagnóstico fáctico realizado, a través de la aplicación de entrevistas a educadoras de cinco
círculosinfantiles de los 30 existentes en el municipio de Holguín, fue posible detectar las
siguientes insuficiencias relacionadas con la evaluación del desarrollo de los niños de la Primera
Infancia:
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En la realización del diagnóstico inicial, no siempre se parte del estado actual de los
indicadores por área de desarrollo correspondientes al año de vida anterior.
Se evalúa si el infante alcanzó o no los logros del desarrollo, pero no se particulariza el
cómo lo ha logrado.
Existen limitaciones en la evaluación del área socio moral, la cual se registra
ocasionalmente, sin profundizar en las particularidades individuales de cada niño.
La participación de la familia en la evaluación del niño es insuficiente.
A partir del análisis de las insuficiencias detectadas se reveló una contradicción fundamental que
en su manifestación externa se da entre las exigencias actuales en la Primera Infancia con respecto
a la evaluación como proceso potenciador del desarrollo del niño, expresado en logros del
desarrollo y la insuficiente utilización que le dan las educadoras de los círculos infantiles a los
resultados del proceso evaluativo para implementar acciones pedagógicas personalizadas que
potencien el desarrollo individual de cada infante.
El proceso de dinamización de la mencionada contradicción condujo a detectar el siguiente
problema científico: ¿Cómo utilizar pedagógicamente la información que aporta la evaluación de
los logros del desarrollo del niño en función de potenciar su formación?
El objetivo de la investigación realizada radicó en la elaboración de una metodología para la
evaluación del desarrollo del niño de la Primera Infancia del Círculo Infantil, basada en una
concepción pedagógica que permitiera dar seguimiento a los resultados de este proceso, a partir
del establecimiento de niveles de asimilación del contenido del proceso educativo y de la gestión
de los objetivos del año.
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La observación sistemática es un método profesional que las educadoras deben de dominar para
realizar una correcta evaluación del proceso educativo en esta etapa de la vida del niño. Esta se
realiza en todo momento y se registra en el instante en que ocurre un cambio significativo en la
valoración del desarrollo del pequeño. La educadora debe combinar la observación sistemática con
la ejecución de tareas y acciones que propicien el ambiente natural del proceso, lo cual requiere de
la búsqueda de procedimientos que favorezcan la sistematización de la misma; por lo que no basta
con conocer el resultado alcanzado por el niño en una tarea determinada, sino que es necesario
conocer, registrar, la vía empleada por este y por el adulto para alcanzar el éxito en su ejecución.
Para cualquier docente resulta sencillo registrar los logros que el pequeño alcanza en determinadas
acciones, tareas, encomiendas; lo que resulta difícil es explicar cómo lo hace, por qué le resultó
complicado lograrlo, en quién se apoyó para alcanzar la meta y cómo a partir de esa ayuda pudo
realizarlo. Los mencionados aspectos resultan complejos de registrarse en el proceso de evaluación
sistemática de cada uno de ellos, lo cual requiere de una preparación en los órdenes pedagógico y
psicológico, para descubrir las particularidades del proceso y poder actuar a partir de las
necesidades y potencialidades de cada sujeto.
Otro de los rasgos que caracterizan la evaluación es la necesidad de tener en cuenta el estado
emocional de los niños de la Primera Infancia en todos los momentos de la actividad, considerar
sus particularidades, que la educadora conozca cómo se sienten los infantes al realizar una tarea,
encomienda o actividad y al responder a preguntas que sean objeto de evaluación, ya que se pueden
alterar los resultados. Además, es importante contextualizarse al momento del curso en que se
encuentran cuando se realiza dicho proceso, de acuerdo con sus potencialidades físicas y psíquicas,
así como la evolución que ha tenido el pequeño durante el período y las condiciones que han
favorecido su desarrollo.
A partir de otorgarle la debida importancia al papel fundamental del adulto en el proceso de la
evaluación y la participación activa del niño en la misma, no deben ser ignorados diferentes puntos
de vista que sugieren la utilización de diferentes tipos o formas de evaluación, aunque en ellas
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prevalezca el enfoque cualitativo. Tales tipos de evaluación tienen el objetivo de dar cuenta de los
avances, retrocesos o estancamientos del proceso de desarrollo en su sentido más amplio e integral,
de ahí que el análisis y la valoración se realicen con la consideración de la personalidad como un
todo y la interacción del sujeto con sus coetáneos y con el medio social que le rodea.
En el caso de la evaluación sistemática, la educadora debe ser capaz de extraer las deficiencias de
su labor, al determinar dónde están los errores y proponer otras estrategias pedagógicas
encaminadas a erradicarlos.
Estas diversas características implican diferencias en el rendimiento de cada uno de ellos, lo que
demanda de una acción diferenciada de la educadora al atender al grupo en la ejecución de una
actividad, pues tendrá pequeños que podrán realizar la acción solo a partir de la orientación que
ella ofrezca, otros requerirán de una demostración de los pasos que deben dar para solucionar la
misma y otros necesitarán de una atención individualizada para llegar al resultado deseado o de la
ayuda de su coetáneo.
Tal diferenciación la logra conjugar la educadora, solamente cuando tiene conocimientos
profundos de las particularidades anatómica-fisiológicas y psicológicas de los niños con quienes
trabaja, así como de las características individuales de cada miembro del grupo, lo que le permitirá
organizar y preparar adecuadamente cada actividad a realizar con ellos y así la evaluación
sistemática, arrojará resultados acordes con la realidad del desarrollo que van alcanzando en el
quehacer educativo.
Al realizar la evaluación sistemática, la educadora determina cuáles tienen dificultades para vencer
los objetivos propuestos, por lo que debe aprovechar todas las oportunidades del día, por ejemplo,
en un centro infantil, los distintos momentos que brinda el horario para organizar, preparar y
realizar una atención directa a esos infantes, mediante la utilización de las situaciones que se crean
en la actividad independiente y dentro de ella fundamentalmente en los juegos, lo que garantiza el
aprovechamiento de su actividad fundamental para favorecer a través de una atmósfera lúdica el
empleo de métodos y procedimientos que potencien el vencimiento de esos objetivos.
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También el baño, el aseo y la alimentación permiten este trabajo directo con el niño, si los objetivos
en los cuales presentan dificultades se adecuan a estos procesos y se crean situaciones lógicas para
su desarrollo.
La eficacia del control sistemático estriba en la calidad con que la educadora oriente las tareas que
deben ejecutar los infantes, de las observaciones a las acciones que realizan para darle solución a
las mismas, de la correcta formulación de las preguntas que estos deben responder para explicar
cómo han trabajado, y del trabajo individual y directo que se realice con los que presentan
dificultades.
La valoración de los pequeños debe plasmarse en el expediente, como documento oficial que
registra su evolución, donde se tienen en cuenta los criterios de todo el personal docente que
influye en el proceso educativo, así como de los adultos que de una forma u otra interactúan con
ellos. El criterio colectivo para la evaluación es el que garantiza que se valore con justeza y realidad
el nivel alcanzado por cada uno de ellos en su desarrollo y permite, además, determinar en qué
aspectos hay que trabajar o insistir, cómo hacerlo y qué nuevas situaciones y medios de enseñanza
utilizar para alcanzar los objetivos no logrados.
Los análisis semanales constituyen criterios valiosos para la evaluación transversal, que puede ser
trimestral o semestral, o final; por lo que en la medida en que sean más amplias y objetivas las
evaluaciones, mayor calidad tendrá la valoración que se haga del desarrollo del infante y del
proceso educativo en su conjunto.
En esta etapa la educadora debe de evaluar los objetivos del año por niveles de asimilación. Los
niveles que se proponen tiene su fundamento en el enfoque histórico - cultural de Vigotsky y sus
colaboradores (Vigotsky, 1981). En este aspecto es necesario aclarar, que en la Primera Infancia,
el término: objetivos del año, es una meta o aspiración que puede ser alcanzada o no. En la
concepción actual se prevé que se registren los resultados individuales a partir de los logros del
desarrollo (objetivos de desarrollo) señalándolos como: Logrado, No logrado, y En proceso. Sin
embargo, no se ofrecen indicadores que distingan una categoría de otra. (MINED, 2014).
En la nueva concepción se proponen tres niveles de cumplimiento de los objetivos:
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Objetivo no logrado: Un nivel de objetivo no logrado resulta ser la escala más baja en relación con
los tres niveles de cumplimiento de los objetivos que se proponen en esta investigación. Se trata
de un estadio en que el infante no es capaz de realizar los indicadores del objetivo con niveles de
ayuda y menos aún, por sí solo. En este nivel el desarrollo actual es pobre con respecto a las
exigencias del año de vida, por lo que se hace necesario intensificar las interacciones para encontrar
las vías para que el niño pueda, con ciertos niveles de ayuda pasar al nivel de objetivo en proceso
de logro, en un primer momento. En este nivel, la educadora deberá prestar especial atención a la
gestión del objetivo, pues de ello depende el desarrollo ulterior del infante.
La educadora deberá declarar los objetivos del año que no han sido logrados por el infante para
adoptar las medidas de atención individualizada, necesarias para corregir el proceso y facilitar el
avance del niño.
Objetivo en proceso de logro: Las posiciones vigotskianas con respecto a la Zona de Desarrollo
Próximo ven la misma como una zona interactiva de aprendizaje (Vigotsky, 1981). Es por ello que
cuando se habla de objetivos en proceso de logro, es necesario tener en cuenta niveles de ayuda,
es decir, hay que distinguir lo que ya el infante puede hacer por sí solo y lo que puede hacer con
la ayuda de otro, que preferentemente es la educadora, pero en ocasiones puede ser un miembro
de la familia.
Objetivo logrado: Se refiere a que el niño es capaz de cumplir con las exigencias de los indicadores
de un determinado objetivo del año. Es decir, que realiza determinadas operaciones, ejecuta ciertos
hábitos, y además, acciones de algunas habilidades, pero no necesita niveles de ayuda de la
educadora.
En determinados niños se pondrán de manifiesto niveles productivos y hasta creativos en la
ejecución de los indicadores de los objetivos. De esta forma habrá infantes que puedan manifestar
dominio en la ejecución de los objetivos de acuerdo a los procedimientos aprendidos por sí solos,
con calidad y seguridad en lo que hacen observando una secuencia lógica de ejecución. En este
caso se trata del nivel productivo de asimilación del logro del desarrollo.
Habrán otros niños que dominen de tal manera la secuencia de acciones para la ejecución de un
objetivo, al punto de que pueden ser capaces de manifestar iniciativas propias no enseñadas por la
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educadora, muestren dominio, seguridad y calidad en sus ejecuciones, pero pueden ofrecer
alternativas en las que muestren su creatividad y le impriman un sello personal a lo que hacen.
Se asume como gestión de los objetivos del año, al conjunto de acciones desplegadas por las
educadoras, los instructores de arte, los logopedas y los miembros del colectivo de ciclo en general,
encaminadas a la corrección y perfeccionamiento de proceso de asimilación del contenido del
proceso educativo por los niños de la Primera Infancia, a partir de los resultados de la evaluación
sistemática. La gestión de los objetivos del año tendrá como razón esencial potenciar el desarrollo
integral de cada infante.
Los resultados de la evaluación del desarrollo del infante son utilizados para promover acciones
personalizadas que potencien al niño hacia estadios superiores. En esta gestión se involucra no
solo la educadora y la familia, sino también los directivos de los diferentes niveles metodológicos
del círculo infantil.
En esta investigación, se decidió trabajar la modelación a partir de componentes del proceder
metodológico, con la salvedad de que en determinado momento más de un componente pueden
estar teniendo lugar a la vez. Seguidamente se analizan los componentes identificados
1.- Diagnóstico del contexto familiar.
Simultáneamente con el inicio de la evaluación del desarrollo del niño se debe de proceder a la
evaluación del contexto en el cual vive y se desarrolla el infante, pues del mismo emanan
influencias positivas o negativas para el su proceso educativo. En este sentido se deben analizar
varios factores que influyen en el estado psicológico del infante para alcanzar los objetivos de
desarrollo; entre los cuales se destacan los siguientes:
La comunicación intrafamiliar
La comunicación intrafamiliar tiene gran influencia en los estados de ánimo del infante, en la
expresión de sus problemas, inquietudes, necesidades afectivas, entre otros aspectos. La
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composición familiar, es decir, si se trata de una familia funcional o de una disfuncional, va a
constituir un elemento clave en este aspecto, es por ello que debe de ser diagnosticada. Esa
información debe de obtenerse, primeramente, a partir de una entrevista formal o informal con
el adulto más cercano al niño, preferentemente madre, padre, madre o padres sustitutos,
abuelos u otros.
Debe indagarse por el tipo de familia en que vive el educando: familia funcional, familia
reconstruida, familia disfuncional, familia de múltiples generaciones, entre otras
clasificaciones, es importante hacer énfasis en las relaciones entre los integrantes de la familia:
relaciones armónicas, tirantes o hasta agresivas. Las relaciones que el niño mantenga con el
resto de los integrantes de la familia van a jugar un papel importante en sus aprendizajes.
Las influencias residenciales y comunitarias.
Las condiciones y ubicación de la vivienda, que es el lugar donde vive y desarrolla múltiples
actividades el niño; por humilde o modesta que sea, debe proporcionar al infante el confort
mínimo indispensable para tener su alimentación, hacer sus tareas, conservar sus pertenencias
como ropa, libros y juguetes, disfrutar de momentos de esparcimiento como ver la televisión
o jugar con amigos, y sentirse amado a través de múltiples señales de comunicación de afecto
y cariño.
Una vivienda en malas condiciones constructivas, con poca iluminación, falta de seguridad,
sin las elementales condiciones higiénico - sanitarias, ubicada en un barrio marginal no va a
favorecer el estado psicológico del infante. Esto requiere de atención pedagógica por parte de
la educadora. La vivienda va a estar ubicada en una determinada comunidad y no deben de
negarse las influencias que esta ejerce sobre sus miembros. Deben de registrarse los factores
tanto favorables como desfavorables para ser tenidos en cuenta.
Las necesidades materiales y espirituales mínimas indispensables de la familia.
Las posibilidades económicas de la familia van a tener influencia en el desarrollo de los niños,
pues de ello dependerá la satisfacción de sus necesidades materiales y espirituales, entre ellas
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la nutrición, algo tan importante para el aprendizaje y, por consiguiente, para el desarrollo del
infante.
2.- Evaluación inicial del desarrollo del niño
La evaluación inicial del desarrollo de la Primera Infancia en el círculo infantil es de suma
importancia para el desarrollo ulterior del proceso educativo del infante. Se realiza antes de iniciar
la acción formal de enseñanza y aprendizaje. Permite a la educadora obtener información acerca
de la salud, la nutrición y saberes o conocimientos previos que tienen los niños y ello facilitará
adecuar sus estrategias metodológicas. En otras palabras, la educadora debe determinar cuál es la
situación social de desarrollo de cada uno de los educandos en los momentos iniciales del curso
escolar, o sea, en las primeras dos semanas.
En este período de tiempo se estará realizando simultáneamente, aunque en diferentes momentos
y por varias vías, el diagnóstico del contexto familiar. La educadora necesita conocer los logros
con respecto a lo psíquico de la etapa anterior, es decir, al año de vida previo, lo cual va a estar
condicionado por su desarrollo biológico y por las condiciones externas (lo social), pues todo ello
va a influir en lo psíquico de la etapa siguiente.
Si bien, el niño de la Primera Infancia no posee una personalidad formada, la misma comienza a
formarse aproximadamente a la edad del cuarto año de vida. A partir de ahí algunos de los procesos
psíquicos de naturaleza inductora (o motivacional afectiva), de la esfera de autorregulación
inductora comienzan a emerger. En este sentido, la educadora tratará de obtener información
acerca de las vivencias afectivas del niño dentro y fuera de su contexto familiar, algunos de sus
intereses, gustos, preferencias, necesidades y elementos de autovaloración.
En la esfera de autorregulación ejecutora se han ido desarrollando aspectos relacionados con lo
cognitivo de la misma. Se debe obtener información acerca del desarrollo de la memoria, de ciertas
percepciones, del pensamiento y de la imaginación del niño, con énfasis en lo último, que se
relaciona con las fantasías que emplea en sus juegos.
Desde el punto de vista instrumental, la educadora debe obtener información sobre los hábitos que
ha desarrollado el niño, tanto en la institución como en su seno familiar, las habilidades primarias
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de las que se ha ido apropiando y el asomo de determinadas aptitudes para el deporte, para el arte,
para la ciencia o para los oficios, y sobre el desarrollo psicomotor del infante.
En esta concepción, Los indicadores de las actuales áreas de desarrollo, van a llamarse indicadores
de desarrollo de los elementos de los subsistemas de autorregulación de la personalidad.
Para no viciar el proceso evaluativo, es decir, para que no actúe siempre la educadora sola, de
manera tal que su subjetividad vaya a influir sobre el proceso evaluativo, se propone crear el grupo
evaluador del año, que va a estar presidido por la educadora y lo integran además, la subdirectora,
la jefa de ciclo, la enfermera o el médico y un representante del educando: madre, padre o tutor.
Para la evaluación de algunos indicadores, la educadora deberá de apoyarse en la colaboración de
la familia, con la que se debe lograr cierto compromiso con la emisión de criterios confiables sobre
el desarrollo del infante, en momentos en que la educadora no puede estar presente, como es el
caso de las actividades que transcurren en el hogar y otras que se realizan en el círculo infantil,
pero también en el hogar.
Para la realización de la evaluación inicial la educadora se apoyará en la observación sistemática
y la combinará con la ejecución de tareas, acciones y juegos. Para facilitar su trabajo, ella evaluará
uno o dos elementos de los subsistemas de autorregulación de la personalidad debido a que deberá
hacer anotaciones por cada indicador y por cada niño.
El registro del estado de desarrollo de cada subsistema de autorregulación de la personalidad y de
cada uno de sus indicadores es de suma importancia, ya que esto facilita la personalización de la
proyección de los niveles de logro de los objetivos educativos de cada infante, así como hace
posible prever los niveles de ayuda que podrá requerir cada niño.
Los componentes de Diagnóstico del contexto familiar y la de Evaluación inicial del desarrollo del
niño van a favorecer el establecimiento de la situación social del desarrollo del infante en los
momentosiniciales del proceso educativo. Cada componente va a aportar elementos para que la
educadora obtenga información y pueda hacer sus valoraciones sobre el estado psicológico del
infante para alcanzar los logros del desarrollo. Consecuentemente, se propone, además, la
determinación de las condiciones del niño para iniciar el proceso de asimilación del contenido
educativo del año.
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3.- Evaluación del proceso en curso.
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Se realiza durante todo el proceso de enseñanza y aprendizaje e inicia inmediatamente después de
la evaluación inicial. Proporciona información referencial que se va anotando en el registro auxiliar
del docente lo cual permite identificar los avances, las dificultades, los diferentes ritmos y estilos
de aprendizaje, facilitando la retroalimentación en el momento adecuado y permite además,
realizar los ajustes necesarios en la práctica educativa.
Se aplican técnicas e instrumentos, por ejemplo: la observación directa y sistemática. Sirven de
apoyo las fichas de observación o también del cuaderno de notas, el registro auxiliar y el registro
de evaluación oficial.
Los resultados de la evaluación reflejan el desarrollo que van alcanzando los niños en
correspondencia con el cumplimiento de los objetivos planteados en el Proyecto Educativo para
estas edades, o de acuerdo con los fines y propósitos que se establezcan para cada etapa del
desarrollo, por lo que las educadoras deben de sentirse responsables ante los resultados de la
evaluación y deben de ser capaces de valorarlos como producto de su trabajo directo con el grupo
de niños.
4.- Evaluación final
Esta evaluación se realizará al final de cada período educativo, según se establezca por las
autoridades competentes. Esta debe de constituir un elemento de continuidad de la evaluación en
curso, lo que ratifica su carácter de proceso.
Se mantendrán los tres niveles de cumplimiento de los objetivos del año, a partir de los cuales se
otorgarán tres categorías evaluativas: Objetivo no logrado, (ONL), objetivo en proceso de logro
(OP) y objetivo logrado (OL). Se otorgará la categoría de ONL al infante que haya asimilado hasta
el 40% de los logros previstos para su año de vida. La categoría OP se corresponderá con la
asimilación de los logros entre 41 y 60%. Por encima del 60% se considerará evaluado de OL.
La evaluación final marca solo el fin de una etapa dentro del proceso educativo del niño en el
círculo infantil. Lo que implica que con esta no concluye dicho proceso, es por ello que resulta de
Recibido: 20 de octubre de 2019
Aprobado: 10 de abril de 2020 201
Revista Varela, ISSN: 1810-3413 RNPS: 2038
Vol. (20), No. (56), art (04), pp. (189-203), mayo-agosto, 2020
Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas,
Carretera a Camajuaní km 5,5. Santa Clara, Villa Clara, Cuba. CP 54830
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suma importancia lo que se va a hacer por parte de las educadoras y de los directivos, en general,
con los resultados de la evaluación. La gestión de los objetivos del año debe de generar:
Una estrategia de corrección y perfeccionamiento del proceso educativo que parta de la
revisión del diagnóstico y de las acciones que se desplegaron a partir del mismo.
Un acercamiento círculo - familia para trazar acciones encaminadas al mejoramiento del
proceso de asimilación del contenido educativo por parte del niño en el tiempo más breve y
con la mayor calidad posible.
Precisar individualmente las insuficiencias de cada infante por cada objetivo del año, así como
los posibles niveles de ayuda que le permitan pasar al nivel superior en la próxima etapa.
Estimular a aquellos que obtuvieron buenos resultados para potenciar sus fortalezas en aras de
obtener una asimilación aún mayor del contenido del proceso educativo.
La concepción que se presenta tiene en cuenta elementos importantes que inciden en el aprendizaje
del infante, como es el contexto familiar y su influencia en este proceso. La propuesta de tres niveles
de asimilación de los objetivos: nivel de objetivo no asimilado; nivel de logro en proceso de
asimilación; y nivel de objetivo asimilado, permite a la educadora establecer diferenciaciones
necesarias en el proceso evaluativo del niño, y adoptar las medidas necesarias para el mejoramiento
del aprendizaje.
Lo innovador de esta concepción radica en las posibilidades que se le ofrecen a la educadora para
gestionar el cumplimiento de los objetivos de cada año de vida, a través de un proceso evaluativo
cada vez más personalizado.
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Aprobado: 10 de abril de 2020 202
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http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1990-86442018000200009
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