Revista Varela, 21 (58), 1-9 | ene-abr 2021 | ISSN: 1810-3413 | Universidad Central “Marta Abreu ” de Las Villas, Cuba
E. Álvarez, y E. Asencio | La investigación en proyectos: alternativa de metodología para solucionar problemas en escenarios
sociales.
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Al respecto, Arias, et al. (2009) destaca la importancia de realizar un diagnóstico contextual que ubique y relacione el conflicto en aquella problemática mayor que lo engloba y que determina sus características y su comportamiento, mediante el análisis de causas y consecuencias, para lo cual sugiere la aplicación de la técnica llamada «árbol de problemas». Según el autor, esta herramienta permite comparar la importancia relativa que pueda tener cada una de las causas identificadas en el diagnóstico y delimitar el problema esencial a resolver, así como generar y utilizar información que le permita formular y seleccionar las mejores posibilidades de actuar sobre el problema, obteniendo la máxima ventaja.
El análisis sistémico del contexto real resulta esencial desde la propia concepción del proyecto en la etapa de planificación. La visualización del árbol de problemas permite identificar el problema central, las causas y los efectos y ofrece una imagen completa de la situación negativa existente, que resulta esencial para crear una visión de la situación deseada, las alternativas de solución y estrategias posibles a aplicar para conseguirla (Orlegón, Pacheco y Prieto, 2005) .
La elaboración de diagnósticos contextuales que prioricen un problema al interior de la problemática y precisen sus relaciones con los demás componentes de la misma, implica ordenar jerárquicamente las diferentes categorías de problemas, según su importancia. Tales razones justifican el empleo del árbol de problemas como una técnica visual de análisis que permite identificar las relaciones existentes entre diferentes aspectos desfavorables, estableciendo entre ellas relaciones de antecedencia y consecuencia.
Una vez identificado el problema, se precisa su formulación. Un problema está bien formulado cuando los demás pueden identificar claramente por qué es desfavorable, aunque es importante tener en cuenta “[ …] que un problema no se puede definir como la ausencia de una solución, sino como un estado negativo existente ” (Arias et al., 2009, p.88) . Por otra parte, la gestión de proyectos considera también el aspecto subjetivo, ya que la intencionalidad se refleja en las condiciones particulares (motivaciones y necesidades) de los sujetos involucrados en la solución del problema (Arias et al., 2009) .
Ya después de analizada la identificación y formulación del problema, se precisa el análisis de las posibles soluciones enmarcadas en el sistema objeto de estudio. El término solución de problemas se refiere a un conjunto de conceptos y técnicas propuestos desde diferentes disciplinas para facilitar el manejo de situaciones desfavorables con la mayor ventaja posible. Si no existe claridad suficiente acerca de los productos o servicios necesarios y la cantidad de los mismos, que permiten modificar el problema, resulta imposible formular adecuadamente el plan estratégico del proyecto (Miranda, 2005) .
Una solución es un cambio esencial que transforma la situación desfavorable en una situación compatible con la intencionalidad que responde al objetivo como la expresión anticipada de un resultado esperado en el futuro (Arias, et al. 2009) .
Muchos autores consideran los logros como sinónimos de resultados; otros autores prefieren usar el término «producto», enfatizando en la necesidad de visualizar los logros como resultados concretos, tangibles y observables, por tanto, una buena gestión sería aquella que asegura una buena semejanza entre lo esperado (objetivo) y lo alcanzado (logro). Arias et al. (2009) sugiere la técnica del «árbol de soluciones» (basada en el árbol de problemas), como una técnica para identificar las posibles soluciones para cada una de las principales causas del problema detectado, confiando en que, modificando estas causas, cambien sus consecuencias inmediatas y remotas, siendo resueltas.
Un análisis sistémico de las posibles soluciones permitirá profundizar en la selección de la solución, que incluirá los productos y servicios con más posibilidades de responder a las necesidades del problema identificado en el contexto real considerado. Con estos dos aspectos (problema y solución), es viable seleccionar entre los enfoques cuantitativo, cualitativo y mixto, como rutas factibles para resolver problemas por la vía científica. Estas rutas resultan igualmente valiosas y son, hasta ahora, los mejores enfoques para gestionar cambios y generar conocimientos; por sí misma, ninguna ruta es mejor que otra, sino solo más apropiada atendiendo al problema y todas requieren de diferentes herramientas (métodos y procedimientos) y de un mapa o diseño teórico-metodológico (Hernández-Sampieri y Mendoza, 2018) .
Desde esta perspectiva se debe elaborar el diseño teórico-metodológico, que incluirá, además, entre sus componentes, las preguntas e hipótesis científicas, los objetivos generales y específicos, los métodos y procedimientos, entre otros elementos. Este diseño servirá como plataforma científica del plan estratégico