Revista Varela, 21 (58), 10-21 | ene-abr 2021 | ISSN: 1810-3413 | Universidad Central “Marta Abreu ” de Las Villas, Cuba
A. González | La lectura crítica en la universidad.
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La lectura de textos científico-académicos
Se entiende por textos científico-académicos los libros de texto, textos base o guía y las selecciones de textos -incluidos los artículos científicos- realizadas por los docentes, los cuales, por lo general, siguen un enfoque en correspondencia con la posición del autor o compilador. La lectura de estos textos se dirige a la obtención de conocimientos, ya sea por su localización manifiesta literalmente en el texto o su inferencia; mas esta lectura -directiva, tanto por ser ordenada por el docente, como por el enfoque que se ofrece- deberá complementarse con otras que requieran la confrontación de puntos de vista, concepciones y formas de presentación de los hechos y fenómenos que conduzcan a la valoración crítica y a la asunción o elaboración de determinada perspectiva.
Cuando se lee y escribe en los contextos académicos implica recurrir y dialogar con otros discursos de manera intencional, de forma que dicha combinación personalizada de los discursos pondrá de manifiesto la identidad del autor o lector (Castelló et al., 2011) . De ahí que solamente auxiliarse de un texto básico o una selección de lecturas de carácter muy homogéneo resulta incongruente con la formación del profesional, al ofrecerse un enfoque particular de la cuestión.
Como refieren Fernández y Caballero (2017) para los estudiantes universitarios que no tienen desarrollado un espíritu crítico y no realizan una verificación de la información antes de emitir un juicio, o no tienen una suficiente formación, todo lo que se encuentra en letra impresa es una garantía de verdad. Por eso, lo recomendable consiste en que les sean sugeridas varias fuentes de consulta, con lo cual les sea posible apreciar diferentes estilos y enfoques del asunto. Estas diferencias deben ser aprovechadas en el análisis de las rendiciones de cuentas de las lecturas realizadas por dos cuestiones básicas: apreciar que un fenómeno se puede presentar o analizar desde diversas aristas y conducir a la asunción fundamentada de posiciones.
Los estudiantes han de comprender que las lecturas de la ciencia no excluyen la lectura crítica; sino que, por el contrario, la ciencia crítica forma parte de su naturaleza al considerar que todo conocimiento es provisorio y que su finalidad es contribuir al descubrimiento de nuevos conocimientos o a la construcción de nuevas modelaciones de la realidad. La ciencia cuestiona sus propias explicaciones con que funciona en un momento delimitado en tiempo y espacio, duda, se interroga, lo que permite su avance. A través del tiempo no todos los científicos han estado de acuerdo con las teorías científicas más avanzadas en su momento, lo que ha facilitado, en muchos casos, el progreso científico.
Asimismo, al leer críticamente la ciencia hay que considerar la escuela de pensamiento en la que se sustenta, sus bases filosóficas y epistemológicas, entre otros factores de orden científico-ideológico que pueden y de hecho matizan los resultados científicos en determinados campos de las ciencias.
Las ideas anteriores enrumban a repensar cómo abordar la lectura de los textos científico-académicos en la universidad, teniendo en cuenta que en la forma de proyectar y realizar sus lecturas se está contribuyendo a la formación científica del alumno y a su desempeño profesional en el contexto actual y futuro.
La lectura en internet
En relación con la lectura en internet no solo se trata de que los estudiantes busquen determinado material como apoyo a los contenidos tratados en el currículo, sino también de enseñar a los estudiantes a leer en internet. Para ello son necesarias habilidades específicas relacionadas con el papel activo en la búsqueda y selección de la información, la comprensión de mensajes construidos en lenguajes diversos, la valoración de las informaciones, entre otras.
La lectura en internet requiere concebirla en correspondencia con la sociedad de la información y la comunicación, representa su atemperamiento a las nuevas realidades; un proceso evolutivo en el que no se desechan las habilidades tradicionales de lectura y se incorporan otras relacionadas con los códigos tecnológicos. Entre esas nuevas habilidades se encuentran su no linealidad, la posibilidad de elaboración de rutas propias de lectura, combinar los textos escritos con otras formas de presentar los mensajes: imágenes, vídeos, audio.