Revista Varela, 21 (58), 10-21 | ene-abr 2021 | ISSN: 1810-3413 | Universidad Central “Marta Abreu ” de Las Villas, Cuba

A. González | La lectura crítica en la universidad.

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La universidad, y la educación en general, han de tomar conciencia de que se están cambiando los estándares para educar y gestionar nuevos conocimientos y competencias para el desempeño profesional y de comportamiento en la vida. Como hemos expresado, los medios cobran cada día mayor relevancia en la vida de las personas; restan tiempo a la consulta de otras fuentes acuñadas por la tradición -y en parte del imaginario académico- consideradas como carentes de falsedades; es decir, a aquellos conocimientos que se encuentran en la biblioteca física. En esta se atesora la cultura impresa que debe ser leída e interiorizada y la que también los docentes transmiten oralmente a través de sus clases. La utilización de los medios como recurso didáctico facilita otras opciones de enseñanza aprendizaje más en correspondencia con la biografía de los alumnos para contactar con otros tipos de lectura no ceñida estrictamente a la cultura impresa y la oralidad (Pallarés, 2014) .

Sin embargo, los medios poseen un lenguaje más atractivo para el joven de hoy que los libros, artículos, manuales, etc., para adosarlos al conocimiento; tienen las particularidades de su inmediatez y con ello un acercamiento directo a la vida del presente, la utilización de mecanismos comunicativos que influyen en la mejor percepción de los mensajes al poder influir en la subjetividad y, por consiguiente, contribuir al entendimiento de modo más expedito. Pero, al mismo tiempo, no puede desconocerse que en gran parte de los contenidos de los medios se encuentra la tendenciosidad, el empleo de recursos para horadar el subconsciente, manipular y tratar de que se adopten determinadas concepciones y posturas.

Evidenciar la naturaleza de los medios en la actualidad constituye parte de la función de la enseñanza universitaria: preparar al alumno-receptor para discriminar y valorar las informaciones. Su abordaje implica “[ …] identificar el carácter político de la industria cultural y del proceso comunicacional; supone sospechar en la transparencia de los mensajes mediáticos; y propone la creación/formación de un ciudadano independiente, cuestionador y creativo ” (Alvarado, 2012, p. 106) . El lector no puede ser pasivo ante los medios, sabemos que tratan de manipular con estrategias científicamente fundamentadas, como ha expresado, pero, por eso mismo, se impone un lector en alerta, no indiferente, que no reciba con obediencia el mensaje, sino que dialogue y sea capaz de crear mensajes alternativos, “la lectura de los medios que adolecen de pensamiento reflexivo son acciones incompletas ” (Alvarado, 2012, p. 108) .

No obstante, en los medios se encuentra mucha información actualizada sobre el acontecer científico; entrevistas a personalidades de los diferentes campos de las ciencias; informes y estadísticas; representaciones de épocas y sucesos en las películas, vídeos y seriales, factibles para profundizar en los contenidos y propiciar el debate. Asimismo, los medios propician una forma de encontrarse con voces procedentes de otras latitudes, cultura, creencias, lenguajes. Todo esto potencian su valor como recurso didáctico y medio de formación en la educación superior.

Lo más importante consiste en cambiar la mentalidad y considerar que el saber está en todas las fuentes, o al menos hay que tener en cuenta todas las fuentes para arribar a un conocimiento más acabado y que la propia consulta crítica de los medios constituye también un conocimiento, en ningún caso se puede recurrir a ellos con marcados recelos o miedos. Según De Fontcuberta (2000) , los medios hoy no sólo son vehículos fundamentales de acceso al conocimiento, sino que contienen parte de ese conocimiento. Se trata de un conocimiento que se caracteriza por: a) su vinculación a la actualidad; b) su transmisión a través de diferentes códigos, lenguajes y soportes (imagen, sonidos, gráficos, etc.) que, además de las respuestas lógicas, estimulan las sensaciones; y c) una oferta plural (en cantidad y no siempre en calidad) de sus contenidos que responde a criterios distintos y a veces enfrentados.

Las razones ofrecidas por De Fontcuberta (2000) sintetizan por qué los medios de comunicación deben ser considerados como una vía de acceso al conocimiento. La academia ha de superar el desfasaje entre un mundo esencialmente mediático y un proceso de enseñanza aprendizaje apegado a la tradición libresca.

Para el trabajo docente con los medios es posible seguir diferentes alternativas didácticas. Dentro ellas pueden estar las siguientes:

a. El docente selecciona el medio que le será apropiado para desarrollar el contenido. No siempre es necesario que apoye el punto de vista asumido por él, sino que han de alternarse con otros enfoques con vistas a suscitar la confrontación, el debate y la asunción de una perspectiva. Antes de analizar lo planteado por el medio con los estudiantes, el docente lo estudiará integralmente, para lo que tendrá en consideración: contexto, autor, contenido, forma, etc., a partir de lo cual