Revista Varela, 21 (58), 10-21 | ene-abr 2021 | ISSN: 1810-3413 | Universidad Central “Marta Abreu ” de Las Villas, Cuba
A. González | La lectura crítica en la universidad.
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L A LECTURA EN LA UNIVERSIDAD
Por lo general, los estudiantes que arriban a la universidad poseen limitadas competencias lectoras relacionadas con el análisis, la interpretación y, en especial, con la lectura crítica, lo cual hace muy difícil el proceso de enseñanza-aprendizaje (Quintero y Vela, 2016) . Los textos que se abordan en los niveles precedentes al superior son – por lo común- breves, sin mayores complejidades de contenido, lingüísticas y formales, para cuyo estudio y análisis se orientan una serie de actividades o instrucciones, las cuales se circunscriben a los niveles de comprensión literal y de interpretación, sin que se requiera un gran esfuerzo a través de un pensamiento reflexivo, crítico, valorativo. Las dificultades en la comprensión lectora desencadenan, a su vez, falencias en la escritura de textos, dificultades ortográficas y escasez de pensamiento crítico con respecto a los contenidos vistos en clase.
Asimismo, se observa que en la enseñanza precedente se ha trabajado con mayor énfasis los textos literarios en detrimento de otras tipologías textuales. Por su parte, los textos académicos utilizados son muy básicos en su composición; ellos precisan conceptos, características, importancias; todo de manera sintética sin un desarrollo discursivo que permita ejercitar el pensamiento. Esa es la realidad y no puede soslayarse.
Hay que tener en cuenta, a la vez, que el tránsito de la enseñanza media a la superior resulta, por lo general, muy complejo para el estudiante al enfrentarse a un cúmulo de nuevas exigencias para las cuales no siempre está debida o medianamente preparado. Ese vacío conduce en muchas ocasiones a culpar a la enseñanza precedente o al estudiante, sin considerar que tal vez no sea de ninguno de los dos. El desarrollo de la competencia lectora, y, por consiguiente, de lectura crítica se ubica en ese vacío.
En la universidad se enfatiza en la lectura dirigida, académica, entendida como aquella relacionada con el contenido de las asignaturas y que persigue la obtención o ampliación de estos, mediante la realización de lecturas globales y analíticas. La lectura deviene pragmática por tener finalidades muy concretas de carácter cognoscitivo en correspondencia con las necesidades curriculares. De Arnoux, Di Stéfano y Pereira (2004) señalan que los textos en la universidad suelen estar vinculados al quehacer científico, con un alto grado de complejidad, con una orientación argumentativa no siempre evidente, expresivos de complejas redes conceptuales, las cuales requieren para su interpretación que se les lea en sistema.
Por otro lado, las mencionadas autoras refieren que los estudiantes la mayor parte de las veces leen fotocopias de capítulos de libros o partes de un texto mayor; es decir, la lectura resulta fragmentada, donde al alumno, en muchas ocasiones, se le entrega un pedazo de algo de dimensiones más amplias al cual generalmente no accede, coartando así su interrelación con la obra de la que forma parte. Asimismo, es frecuente que se les oriente la consulta de determinado texto aislado en internet. Todas las razones apuntadas configuran parte de la realidad de la lectura en la universidad actual, las que si por un lado son de innegable valor para el proceso de enseñanza-aprendizaje poseen, a la vez, limitaciones en el desarrollo del pensamiento y lectura críticos.
El enfoque y práctica de la lectura en la universidad tiene que corresponderse con los elementos antes mencionados, las particularidades del contexto contemporáneo y los retos a que este nos aboca.
En primer lugar, es necesario considerar que el desarrollo de la competencia lectora no se circunscribe a una materia particular del currículo, sino que funciona como eje transversal al que todo el currículo debe contribuir, aunque exista una materia encargada de ofrecer las bases teóricas y prácticas indispensables. Al respecto, señala Moreno (2019) que la lectura en el ámbito universitario debe dejar de ser un tema que ataña únicamente a los estudiosos del lenguaje; ella reclama la participación de los docentes de las diferentes disciplinas y la reflexión sobre la articulación de las prácticas de lectura y escritura a través del currículo. En segundo lugar, el alcance de la lectura debe ampliarse en el sentido que se corresponda con las nuevas formas de presentar los mensajes, tales como el internet y los medios de comunicación masiva.
Resulta oportuno reconocer que cada lectura realizada no se agosta cuando se es capaz de apropiarse del mensaje que comunica, sino cuando se ponen en función las demás habilidades de la lectura crítica, con las cuales se contribuye a la formación del profesional y de la persona.
Durante el desarrollo de los cursos de Lectura y escritura académica en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, los contenidos relacionados con la lectura se han abordado desde el nivel crítico en tres direcciones: lectura de textos científico-académicos, lectura en internet y lectura de los medios. A continuación, se exponen las consideraciones arribadas al respecto.