Revista Varela, 21 (58), 53-59 | ene-abr 2021 | ISSN: 1810-3413 | Universidad Central “Marta Abreu ” de Las Villas, Cuba
E. González, M. Duarte y C. L. Cruz | La formación científica del licenciado en educación preescolar.
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L A FUNCIÓN DE INVESTIGACIÓN EN LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA DE PREGRADO
En la educación superior cubana se define el concepto de formación integral, como la formación de los estudiantes universitarios que debe dar como resultado graduados con un sólido desarrollo político desde los fundamentos de la Ideología de la Revolución Cubana; dotados de una amplia cultura científica, ética, jurídica, humanista, económica y medio ambiental; comprometidos y preparados para defender la Patria socialista y las causas justas de la humanidad con argumentos propios; y competentes para el desempeño profesional y el ejercicio de una ciudadanía virtuosa. Estos elementos concatenados entre sí, constituyen un sistema complejo cuyo principal resultado es su capacidad de contribuir, de forma creadora, a encontrar solución a los problemas de la práctica, en el cumplimiento de sus funciones (MES 2016) .
Las funciones son definidas como las propiedades que manifiestan los procesos conscientes en su desarrollo y que se expresan mediante acciones generalizadoras (Álvarez, 1999) . En la formación de pregrado en las carreras pedagógicas se determinan como funciones profesionales, la docente - metodológica, la de orientación educativa y la de investigación - superación.
La función docente-metodológica es entendida como actividades encaminadas a la planificación, ejecución, control y evaluación del proceso de enseñanza-aprendizaje. Por su naturaleza incide directamente en el desarrollo exitoso de la tarea instructiva y de manera concomitante favorece el cumplimiento de la tarea educativa (Blanco & Recarey, 1999) .
Estos investigadores citados anteriormente refieren que la función orientadora es entendida como tareas de ayuda para el autoconocimiento y el crecimiento personal mediante el diagnóstico y la intervención psicopedagógica en interés de la formación integral del individuo. La orientación como acción generalizadora, tiene un carácter eminentemente educativo y está dirigida a brindar ayuda especializada, acompañamiento, en el crecimiento profesional y humano y en la toma de decisiones (Blanco & Recarey, 1999) .
Otra de las funciones es la investigativa vista como la vía fundamental del éxito del desempeño profesional de la estudiante, imbricada en las diferentes funciones que realiza el proceso formativo. Esta se concreta mediante el proceso de enseñanza - aprendizaje, que le permite la apropiación del conocimiento científico pedagógico, así como el desarrollo de habilidades científico - investigativas y valores éticos – profesional, inherente al proceder investigativo en el área de la educación.
El modo más integral de desarrollar la cultura es la investigación científica, por eso a la universidad moderna le es igualmente consustancial el quehacer investigativo. Las universidades, a la vez de formar a las nuevas generaciones, son instituciones de investigación científica del más alto nivel. Más aún, una cosa no es posible concebirla sin la otra. Sin investigación científica no es posible hablar de verdadera formación de un profesional en ninguna carrera universitaria, del mismo modo que la labor investigativa, en las universidades, se soporta en buena medida en los procesos de formación de pregrado y de posgrado desarrollados en ellas.
Álvarez (1999) , considera que el proceso de formación tiene que ser eminentemente laboral e investigativo, debido a que el estudiante se educa para trabajar, con la utilización de la Metodología de la Investigación científica como instrumento básico para hacer más eficiente su labor y, además, consciente de que satisface su más cara necesidad por medio de esta actividad.
Por ello la función investigativa tiene como contenido esencial, a criterio de la investigadora Chirino:
La identificación y jerarquización de los problemas que están obstaculizando el proceso educativo. Parte de la observación y valoración de la realidad educativa, y puede concretarse mediante el diagnóstico.
La teorización acerca del problema para poder asumir una posición científica que sustente las propuestas de cambio que deriven de dicho proceso, lo que demanda una constante búsqueda y actualización teórica.
La introducción y evaluación en la práctica de los resultados obtenidos con vistas a su transformación y continuo perfeccionamiento, lo que implica la observación y análisis reflexivo permanente en, sobre y para la práctica (Chirino, 2003) .
Este contenido esencial comprende los tres grandes momentos del proceso investigativo que, según Chirino (2002) , son la problematización, teorización y comprobación, donde la práctica está presente en todo el proceso, en estrecho nexo con la teoría, lo que exige del estudiante la apropiación del método científico en el proceso formativo como recurso teórico y metodológico que le permita interpretar adecuadamente la